Gaming Club
ConéctateRegístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA

[Opinión] Vengadores: Infinity War. Yo no soy Groot

Cuando las sensaciones traspasan la pantalla

[Opinión] Vengadores: Infinity War. Yo no soy Groot

"Un personaje molón que nos hizo soltar a todos en algún momento la dichosa frase"

Este artículo contiene spoilers de Vengadores:Infinity War

A estas alturas está claro que Vengadores:Infinity War, la última película de Disney/Marvel, es un absoluto triunfo del cine espectáculo. Suscifras de recaudación se cuentan por records: del estreno más exitoso a lasuperación de los mil millones derecaudación en tan solo 11 días. Y eso a falta de su estreno en el inmensomercado chino (donde ya ha hecho saltar los límites conocidos en cuestión depreventa de entradas) y la explotación doméstica que vendrá después.

A mí megustó mucho. A pesar de que no leo tebeos desuperhéroes desde finales de los 80, he recibido con agrado el excelentetrabajo que ha realizado Marvel durante la última década, y veo Infinity War comoel perfecto colofón a ese universo que empezó a fraguarse incluso antes de queIron Man levantara el vuelo con éxito.

Una de las películas Marvel que más me hagustado en todo este tiempo ha sido Guardianes de la Galaxia. En aquellaaventura fresca, colorida y descacharrante aparecía Groot, árbol humanoide conla voz de Vin Diesel. Yo soy Groot era lo único que salía por su boquita en unaespecie de radicalización del idioma pitufo, aunque aquí el significado novenía de sustituir palabras sino de la entonación y el contexto. Un personajemolón que nos hizo soltar a todos en algún momento la dichosa frase. Sí, todos fuimos Groot.

Groot moría al final de aquella peli pararenacer en bailonga plantita. En la no tan redonda segunda parte de losGuardianes lo vimos siendo un adorable niño árbol y, es a lo que vamos, ya nosencontramos a todo un adolescente en Vengadores: Infinity War. Un adolescente metidode lleno en lo que comúnmente conocemos por aquí como la edad del pavo. Despreocupado,en su mundo, incomprendido por los adultos, egoísta, contestón y que va a losuyo. En su primera aparición lo vemos jugando a la versión portátil deDefender. El jugador de toda la vida celebra el guiño. El juego encaja con la reivindicaciónochentera de los Guardianes (el arcade es de 1981 y la portátil que tiene Grootentre sus ramas se estrenó un año después) y por la temática: shooter espacialbidireccional en el que combates contra enemigos imprevisibles a la vez queintentas salvar astronautas varados. Bombas y desesperados saltos alhiperespacio que, en su versión arcade con tanto botón, mantuvo a un servidoren la época como mero espectador (demasiado para mí. Tan chico como eraentonces, me sentía mucho más cómodo con la sencillez predecible de SpaceInvader o Galaxian. Había que cuidar muy mucho la duración de ese bien escasoque eran las monedas de cinco duros).

El caso es que esa primera imagen de Groot conel juego portátil se convierte en una constante durante casi toda la película ala vez que mi sonrisa de jugón se va desvaneciendo poco a poco. Pasan cosasincreíbles durante el metraje y Groot ni se entera porque está enfrascado en supartida particular. A pesar de que no desentona con lo que vemos a nuestroalrededor cada día en el parque, la consulta del médico o sentados en unaterracita, que es habitual la estampa del chaval con los ojos pegados a lapantalla mientras la vida ocurre alrededor, yo no soy Groot, no me siento así.Además, en la película mi mueca se agudiza porque, conforme avanzan los minutos,empiezo a notar que esa imagen peyorativa del jugador joven se está utilizandode alguna manera como crítica contra los videojuegos. Es solo cuando deja la dichosamaquinita que Groot se une a los demás y, sacrificio físico mediante, aporta unelemento vital para que la trama siga avanzando hacia su desenlace.

¿Recuerdan cuando era habitual la demonizaciónde los videojuegos en los informativos? Aquello correspondía entonces a unareacción de miedo de las televisiones ante ese tren de mercancías que habíaentrado sin frenos en lo que se consideraba entonces un fortín inexpugnable.Las cadenas de TV se estaban defendiendo cual gato panza arriba de ese inventodel demonio que les estaba quitando horas de protagonismo en los salones de lascasas. En Infinity War es diferente.Se trata de una curiosa vuelta atrás de la relación entre cine y videojuegos.El papá tratando de forma condescendiente al hijo aventajado. Vuelve a mirarlopor encima del hombro como hacía tiempo que no lo hacía. Y esto no se hacedesde cualquier película. Infinity War es hoy nada menos que el buque insigniadel blockbuster hollywoodiense. Todauna declaración de superioridad supuestamente sutil que yo he sentido como sime la dijeran a los ojos. Pero es que hay más.

En las charlas y entrevistas que he dado losúltimos años, como es lógico, me preguntan sobre los habituales patinazos quesuponen las adaptaciones de videojuegos al cine. Yo siempre digo lo mismo, queHollywood lo seguirá intentando una y otra vez hasta dar con la tecla. Con eleterno sambenito de la falta de imaginación e ideas que llevan décadasarrastrando, en los videojuegos tienen infinidad de historias y personajes yaescritos que están ahí esperando para dar el salto a la gran pantalla. Llevanuna década explotando la gallina de los huevos de oro que han resultado ser lossuperhéroes, pero es que eso se va a acabar tarde o temprano. Llegará unmomento en que el público se sature (personalmente yo ya estoy al límite), quela burbuja explote, y para entonces tienen que tener más que preparado unrelevo que siga llenando las arcas. Es como la búsqueda desesperada de HBO porencontrar la serie que sustituirá a Juego de Tronos o la de Netflix comprandolos derechos de The Witcher para conseguir dar con su Juego de Tronosparticular. Hay que asegurar el futuro.

En ese sentido Infinity War, ese monumentosupremo al cine de superhéroes, le está diciendo a los videojuegos: tranquilitosahí, que esto todavía tiene carrete para rato. Lo curioso es que lo hace desdeun lujoso y espectacular envoltorio que, estarán de acuerdo, se asemeja muchoal de un videojuego. El medio interactivo se expresa a golpe de joystick, sumotor es la acción continua, y esta peli es un no parar casi de principio afin. Un beat ‘em up y One Vs One fílmicos de proporciones colosales. Al final y contra todo pronóstico, resultaque yo no soy Groot, y el cine de superhéroes es, más que nunca, videojuego.