ESPANYOL-EIBAR

1x1 Espanyol: Embarba, un verso suelto entre la mediocridad

El extremo fue el atacante más peligroso de los pericos, siempre activo y con su derecha de seda, el único destacado en otro partido nefasto del Espanyol.

Adriàn Embarba.
Toni Albir
Alberto Martínez
Licenciado desde 2006 pero escribiendo crónicas desde 2003. En AS desde 2005, donde informa del Espanyol y de polideportivo, especialmente de deportes acuáticos. Ha estado en tres Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Natación y tres Europeos. Autor del libro ‘Jesús Rollán eterno’.
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Diego López: Poco se le puede pedir al portero gallego, que logró detener uno de los dos penaltis señalados en contra del Espanyol, pero su despeje fue al centro y acabó en gol. Luego, sacó dos o tres manos laterales para evitar una mayor goleada armera.

Víctor Gómez: Un agujero, como en Anoeta. El lateral sufrió ante Inui, cometió el absurdo penalti del 0-1 por una mano y se vio superado en múltiples ocasiones. Sus incursiones ofensivas no fueron notorias. Nervioso en su año de debut.

Bernardo: Toda su fuerza aérea se pierde cuando tiene que salir de su zona de confort. El central cometió el segundo penalti por otra mano inentendible y sufrió con los balones a la espalda.

Cabrera: Aunque es el más sólido de la línea defensiva, se muestra impreciso con el balón y desubicado en ocasiones. El central ha perdido la jerarquía que tuvo cuando llegó, impregnado de la apatía del equipo. Asistió a De Tomás en un balón largo de manera precisa, pero el madrileño falló.

Dídac: Un motor por la izquierda, se incorporó en ocasiones al ataque y saltó a las presiones, pero le faltó precisión en los centros y los últimos pases. No sufrió demasiado en defensa.

Melendo: Intrascendente en la derecha. No ayudó a Víctor Gómez en las incursiones de Inui y tampoco logró conectar en ataque. En la segunda parte mejoró ante un Eibar que se echó para atrás, pero no se le recuerdan excesivas jugadas de peligro.

David López: Animó a sus compañeros, voluntarioso en mediocampo, más concentrado que el resto pero sin poder darle continuidad en el juego. Intentó jugar como si fuera un partido más y no un trance hacia los infiernos.

Marc Roca: Una sombra de lo que fue el curso pasado. Impreciso, lento en el repliegue, intento pedir balones y no esconderse pero su cara era un poema. No le salió nada al de la Granada del Penedès.

Embarba: El único jugador desequilibrante debido a su velocidad, conducciones y golpeo de balón. Sus centros y sus acciones a balón parado fueron lo más peligroso de los de Rufete. Implicado también en labores defensivas.

Calleri: No le entra a nada al argentino, que dispuso de un remate al palo y varios cabezaos. La puntería no es lo suyo, al menos este curso.

Campuzano: Tuvo libertad en ataque para moverse y asociarse, pero apenas intervino en un Espanyol plano y sin mordiente. El canterano juega mejor entre líneas que cerca del área, por lo que le restó también al equipo presencia en el área.

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De Tomás: Tuvo más de media hora pero no logró crear ocasiones. Recibió balones cerca del área pero le faltó velocidad, lejos del estado de forma de antes del coronavirus.

Wu Lei: Se movió por todas las posiciones de ataque pero sin hallar fortuna. Mucho ruido y pocas nueces.

Nico Melamed: Acostado en la izqueirda, el joven jugador creó una ocasión entrando en diagonal. Siempre veloz y vertical, aunque no pudo participar demasiado.

Darder: Jugó los últimos diez minutos pero apenas pudo participar.

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