Una niña de seis años entra a una tienda para comprar un peluche de 10 € y la dependienta se gana el cielo: “No sé si estoy llorando de ternura o de pobreza”
La tiktoker Armand Entreri ha relatado en un vídeo cómo el entrañable fallo de una chica pequeña la colocó frente a un dilema que se ha hecho viral.


Es bien sabido que la capacidad disuasoria que desata la inocencia de un niño es de una magnitud incalculable. La ilusión de una pequeña criatura es el mayor combustible para tratar de zanjar un problema, especialmente cuando se le tiene cariño. Así lo ha podido comprobar Armand Entreri, una creadora de contenido que trabaja en, quizá, el sitio que más y mejor saca a la luz el lado más puro de los pequeños: una tienda de peluches.
“No sé si estoy llorando de pobreza o de ternura”, ha comenzado la tiktokter a esbozar el relato de su entrañable anécdota, que tiene por protagonista a una niña que estudia en un centro educativo no muy lejos de su tienda. “Aquí al lado hay un cole. Todos los días, cuando salen del cole, pasan todos los niños por la puerta. Y hay una niña...”, explica, visible la emoción en su rostro.
“Espero que el del alquiler me lo acepte...”
Todo comenzó el primer día de colegio. Ella entró a la tienda y “quedó fascinada” por la lógica atracción que puede sentir un niño pequeño hacia un lugar autodenominado “paraíso de los peluches”: “La madre dijo: ‘venga, sal de ahí'. Yo le dije adiós y ella me dijo adiós muy emocionada. Desde entonces, todos los días que pasa por aquí me dice adiós. No se le ha olvidado ni un solo día desde que ha empezado el curso”, prosigue la historia, detallando que, incluso, “había algunas veces que estaba atendiendo a alguien y me gritaba más fuerte para que la escuchara”.
@armandentreri El peluche de 10€ 🧸😂 No tiene nada que ver, pero tengo peluches lindos en wawel.es 🐻💕 ayudame a sobrevivir, que soy una empresaria nefasta xD #situacioneslaborales
♬ sonido original - Armand Entreri
El cariño que une a la tiktoker con la pequeña iba creciendo con los días. Y ha llegado a ser tal que, con tal de no decepcionarla, ha decidido hacer con ella una bonita excepción. “Hoy ha entrado y me ha preguntado si tengo algún peluche de menos de diez euros. Y yo he pensado que eso era que la madre le ha dado un billetillo porque ha visto que se para todos los días. Y le he dicho: ‘tengo muchísimos’. Ella mirando, ilusionada, y al final cogió un peluche de un oso panda”, cuenta.
Todo estaba en orden. “Le digo venga, vale, perfecto. Y me da una moneda de diez céntimos... ¡que pensaba que eso eran diez euros!”, estalla de la risa, confesando el dilema que sintió: “Y ahora qué hago con lo bonica que es esta niña”. Al final ha decidido no jugar con la ilusión de la niña y ‘vender’ el peluche por los diez céntimos. Como pedir es gratis, espera que “el del alquiler lo acepte como si fueran diez euros”.
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