La dieta y el entrenamiento de Jennifer López para mantenerse en forma a sus 55 años: “Estoy mejor que nunca”
La propia artista confesó recientemente en un post en Instagram sentirse “mejor que nunca” en términos de físico.
Jennifer López puede presumir de ser una de las celebridades más reputadas de todo el mundo. Como actriz y como cantante, su carrera no ha dejado de crecer hasta convertirse en lo que es hoy en día: una estrella.
Una artista que demuestra cada día que se encuentra en un estado físico sorprendente a sus 55 años, y no es para menos, dada la dieta y la rutina de ejercicios que sigue en su día a día, llevándole a estar en la actualidad en su mejor momento, como ella misma ha recalcado en un post que ha publicado en su perfil en Instagram.
Una publicación en la que aparece la propia JLo posando frente al espejo vestida con un body de color negro. Una imagen que ha acompañado con unas palabras acerca de su físico, señalado que está “trabajando duro, pero aún mejor que nunca”, y dando las gracias después a sus más allegados: “Gracias a las personas que mantienen mi corazón lleno y los pequeños momentos que se convierten en los mejores recuerdos”.
El plan nutricional y de entrenamiento de JLo
Para alcanzar un físico tan bien estructurado, es necesario seguir una dieta y una rutina de ejercicios. Para lo primero, la celebridad se puso en manos de Haylie Pomroy, que le propuso un plan conocido como DMA, que es la dieta del metabolismo acelerado, que trabaja por fases y que, como su propio nombre indica, busca acelerar el metabolismo a través de la alimentación.
Una dieta que consiste en consumir cantidades altas de comida durante un mes, y que se trata de “un método clínicamente probado que se vale de la comida para combatir la obesidad, curar enfermedades crónicas y sanar un metabolismo dañado”.
Este plan nutricional tiene una duración de 28 días, en los que se harán cinco comidas diarias e incluyendo en cada una carbohidratos, verduras, proteínas y grasas.
En ese tiempo, cada semana se pasará por tres fases, siendo la primera (lunes y martes) en la que se dejen atrás las grasas para comer frutas y carbohidratos, al cual complementaríamos con una sesión de entrenamiento basada en el cardio.
La segunda fase pertenecería al miércoles y al jueves, y en ella se liberarán las grasas acumuladas. La alimentación estará basada en proteínas de origen animal y verduras alcalinas como el pepino, el brócoli, el ajo o las espinacas. Predomina tanto el ejercicio aeróbico como el levantamiento de pesas y sentadillas.
Por último, la tercera fase, se concentra en el viernes, sábado y domingo, y en ella habrá que añadir grasas y aceites saludables a los alimentos anteriores. Se trata de unos días en los que conviene trabajar con ejercicios de baja intensidad.
Saber además que para esta dieta no están permitidos todos los alimentos, pues están prohibidos algunos como el alcohol, los procesados, los azúcares refinados y la cafeína.
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