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El Levante es de Primera, el triunfo de gente normal

El Levante es de Primera, el triunfo de gente normal

Los jugadores del Levante celebran el ascenso a Primera División tras ganar al Burgos CF este domingo en el partido de LaLiga Hypermotion celebrado en el Estadio Municipal El Plantío de Burgos.
Santi Otero
Conrado Valle
Delegado en la Comunitat Valenciana de Diario AS, al que llegó en 2010 para seguir y contar la actualidad del Valencia CF, al que sigue como periodista desde 1998. Pero le leerás artículos de cualquier club valenciano y de múltiples disciplinas deportivas.
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Y el gato subió otra vez a la palmera. El Levante vuelve a ser de Primera. Seguramente el año que menos favorito era para ello, sin duda la vez que más lo necesitaba. El ascenso del Levante es miel para sus aficionados y oxígeno en los pulmones para el club. Lo mejor en un día como el de hoy es no pensar qué hubiera sido de la entidad en caso de seguir otro año en Segunda; en el peor de los escenarios hubiera supuesto su desaparición, en el menos malo su ostracismo como aspirante a la élite. Qué mérito tiene lo hecho por Julián Calero, un tipo cuya vida bien merece una novela por sus aventuras y desventuras. De Policía Nacional el día del 11M a entrenador de fútbol y afectado como tantos otros de la furia de la Dana del pasado 29 de octubre.

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El ascenso del Levante es un éxito contra natura, resiliencia pura y dura, porque el cúmulo de contratiempos y adversidades ha sido permanente desde que comenzara el curso. Todos ellos con causa-efecto de la maltrecha economía que arrastra el club desde que Quico Catalán perdiera la perspectiva en su gestión. Ha sido un año de reajustes en todos los departamentos, de despidos de currelas que sentían y sumaban, de salidas imprevistas en tiempo y forma como la de Felipe Miñambres, de ventas de referentes como Andrés García en enero y otras fuera de mercado como la de Kochorasvhili. De ahí el mérito de Calero, que durante este camino hacia Primera también tuvo que apretarse el cinturón y decir adiós a Antonio Carmona, su fiel escudero durante años. Lo dicho, el gato vuelve a subir a la palmera, sustentado por dos pilares del vestuario que merecen mención: Jose Luis Morales y Don Vicente Iborra. Leyendas granotas. Ellos, Calero, José Danvila (había que ponerlos y él los puso de su patrimonio) y Pablo Sánchez (un señor en mayúsculas) son los padres de este ascenso. Y por siempre Paco Fenollosa. Enhorabuena granotas.

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