Isabel Rivero se deja un igualado Mundial en Alemania
La española cayó por una cerrada decisión dividida (97-93, 99-92 y 93-96) ante la local Sarah Bormann (20-1-0, 7 KO) en Alemania por el OMB del peso mínimo.


Isabel Rivero (10-3-1, 1 KO, 37 años) no pudo traer el Mundial del peso mínimo de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) de Sindelfingen, Alemania. En una igualada contienda, la boxeadora local Sarah Bormann (20-1-0, 7 KO) retuvo su cinturón por una apretada decisión dividida (97-93, 99-92 y 93-96). La española dejó muy buenas sensaciones sobre el ring, con un excepcional movimiento y juego de piernas, además de unas grandes esquivas.
Bormann se plantó en el centro del ring, firme y seria, mientras Rivero empezó a desplazarse, marcando con el jab. Ambas comenzaron con intensidad, sin tanteo de por medio, intercambiando golpes y combinaciones. La alemana conectó buenas manos, pero también llegaron las de Isabel. La española se desplazaba muy ágil, con las piernas fuertes, esquivando los golpes de la púgil local, que no lanzaba un gran volumen de golpes. En el tercer asalto, Bormann llegó con una buena combinación que impactó en el rostro de Rivero, pero esta siguió haciendo su combate, sin ceder terreno ni dejar de moverse. Subió el ritmo del pleito con los ataques de la alemana, que se volvieron duros intercambios en el centro del cuadrilátero. “¡Vuelve con el jab de izquierda! ¡Hacia delante y hacia detrás!”, gritaba la esquina de la vallisoletana.
Bormann perseguía a Isabel por el ring, buscando clavar sus manos. La española se movía muy bien, quitándose los golpes, marcando y cabeceando. En el sexto asalto, siguió aumentando la intensidad y los ataques eran cada vez más largos. La alemana acortaba la distancia entre ambas para hacer los intercambios más frecuentes. Intentó arrinconar a Isabel contra las cuerdas, pero salió rápido y siguió moviéndose. La vallisoletana bailaba en el cuadrilátero. Los últimos rounds fueron los más intensos, y reinaron los cruces de manos, buscando decantar la balanza a su favor en los segundos finales.
Rivero lo dejó todo en el ring y puso su mejor sonrisa, satisfecha con el trabajo que había hecho. Su esquina no dejó de gritar durante todo el pleito, animándola y dándole indicaciones, y se vio en el cuadrilátero una Isabel que tiene mucho que decir. Sin duda, se ganó el derecho a otra oportunidad.
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