¿Dónde estaba Simon Yates?

Sirva esta anécdota para entender la magnitud del sorprendente triunfo de Simon Yates (32 años, Bury) en este Giro de Italia. Corría el 8 de mayo, día previo a la Grande Partenza en Tirana, cuando la organización de la carrera reunía en rueda de prensa a los grandes nombres de la lista de participantes, como Wout van Aert y Tom Pidcock, además de los principales candidatos al Trofeo Senza Fine. Bajo esta última condición aparecieron Primoz Roglic, Juan Ayuso, Richard Carapaz, Egan Bernal y Giulio Ciccone. Echando la vista a atrás, uno se pregunta, ¿dónde estaba Simon Yates?

Nadie contaba con el británico en las posiciones más altas de las quinielas, ni en un principio ni al final, cuando el relato del vencedor se centraba en el duelo entre Carapaz y Del Toro. El resto, con el épico desenlace en Finestre, ya es historia. La 108ª edición de la Corsa Rosa fue un “cuento de hadas” para el británico, que casi siete años después volvió a ganar una grande, tras La Vuelta 2018, curiosamente, con su hermano gemelo Adam trabajando en las filas del equipo UAE para Del Toro, uno de sus rivales.

No había mejor forma de pasar página de esa sequía, ni de sus dificultades de los últimos tiempos. La temporada pasada, la última que pasó en las filas del Jayco, estructura a la que llegó al World Tour en 2014 como Orica GreenEdge, solo consiguió una etapa y la general del AlUla Tour, un escueto botín para un ciclista de su calidad. Más de un año después vuelve a ganar, y a lo grande, con una general (nadie conquistaba el Giro sin una etapa desde Contador en 2015) del Giro, aunque su palmarés nunca se detuvo. Con este éxito en 2025, Simon ha conseguido al menos un triunfo en las últimas diez temporadas.

También deja atrás sinsabores del pasado, después de hacer sus primeros pinitos sobre la bici como pistard, lo que le valió el oro en puntuación en el Mundial de 2013. Y es que en 2016 fue sancionado con cuatro meses de suspensión por un positivo en terbutalina en la París-Niza. No fue un caso de dopaje, sino un error istrativo por no haber solicitado el correspondiente TUE (permiso médico para uso terapéutico) para su inhalador de asma. También queda en anécdota su pequeño desencuentro con el Visma en la etapa 19, cuando cargó contra la estrategia de su equipo tras perder tiempo camino de Bormio: “El plan era completamente diferente de lo que hicimos. Voy a hablar de ello internamente”.

Casualidades del destino, la redención de este Giro no fue solo de Yates, sino conjunta en las filas de un Visma en las que el británico acabará su actual contrato en 2026. Y es que dos de los gregarios que ha tenido a su servicio estas tres semanas, Steven Kruijswijk y Wilco Kelderman, pelearon anteriormente por el Senza Fine, llegando a lucir la maglia rosa sin éxito. Kruijswijk cedió el liderato en la etapa 19 por una caída mientras descendía el Colle dell’Agnello (2016), mientras que Kelderman perdió la primera posición en la penúltima jornada de 2020 tras explotar en Sestriere ante Hindley y Tao. Todo queda en el pasado, para un Yates y un Visma que vuelven al presente.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí