Un nuevo estudio sentencia que hay que tirarse al agua en invierno: tu cuerpo te lo agradecerá
Un grupo de investigadores de Australia han realizado diversos estudios sobre la natación en invierno y afirman que tiene grandes beneficios para salud.

Últimamente se ha puesto de moda bañarse en el mar, en la piscina o en un baño de agua fría durante los meses de invierno y ahora muchas personas se preguntan si esto, verdaderamente es sano. En este sentido, un grupo de investigadores de Australia han realizado un estudio al respecto y señalan tres beneficios principales de sumergirse en agua fría.
Beneficios de sumergirse en agua fría
- Mejor calidad de vida: Muchas personas aseguran que tras pegarse un chapuzón en invierno, automáticamente tienen una sensación de felicidad posterior. Ahora bien, a raíz de este estudio se ha descubierto que esto puede ser cierto. Investigadores de la Universidad del Sur de Australia revisaron 11 estudios sobre natación en invierno con datos de un total de 3177 participantes. En estos estudios, los investigadores pudieron certificar como los nadadores que tomaban 20, 60 o 90 segundos de agua fría durante la ducha, tenían una mejor calidad de vida.
- Reducción del estrés: Los investigadores también analizaron en los participantes que se sumergieron en baños de hielo y tomaron baños fríos en agua entre 10 y 15 grados. Durante el procedimiento los participantes se mantenían unos 30 segundos sumergidos en agua fría y determinaron que los niveles de estrés de los participantes se redujeron al salir del agua, sin embargo este efecto no duró más de 12 horas.
- Mejora del sueño: La inmersión del cuerpo humano en agua fría parece que también tiene efectos positivos sobre el sueño, aunque según detallan los investigadores, este efecto solo se demostró en los hombres.
Puede llegar a reducir la depresión
Por poner un ejemplo, Susan Ringwood recibe a todos los huéspedes de su casa de campo escocesa con una sencilla invitación: bañarse con ella en el océano. Su oferta no se limita a los meses de verano. Ringwood y su marido Gary nadan en el Atlántico Norte durante todo el año, disfrutando de la tranquilidad y los beneficios que aporta. En este sentido, Ringwood señala que nadar en agua fría ayuda a olvidar tus preocupaciones. “Es alegre. Se lleva todas mis tensiones y las pone en el agua. Dejo que el mar se lleve mis preocupaciones”, dice.
Distintos estudios han confirmado como las zambullidas polares y las duchas frías pueden ayudar a reducir la depresión. Este beneficios no sólo se reduce a la atención plena del ejercicio, sino que también al aumento de sustancias químicas cerebrales que “hacen sentir bien”, como la dopamina, que el cerebro produce durante la inmersión en frío. Además, según se ha podido conocer por el testimonio de algunas personas y como se ha mencionado anteriormente, también se produce una reducción de la hormona del estrés, el cortisol.
Lo que hay que tener en cuenta
Los expertos recomiendan abrigarse bien a la hora de sumergirse en agua muy fría, que no significa que haya que ponerse un traje de neopreno, sino que se recomienda llevar un gorro de agua caliente y tener toallas y ropa caliente preparada a la hora de salir del agua. Las manos y los pies toleran mejor el frío que el tronco, debido a las elevadas necesidades de oxígeno y nutrientes de los órganos vitales. Como resultado de ello, las extremidades pueden enfriarse notablemente sin que repercuta en la temperatura del cuerpo. Eso sí, en caso de que la temperatura interna del cuerpo empieza a descender, es hora de salir del agua y entrar en calor, y rápido.
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