Trabaja durante 30 años en el aeropuerto, regala sándwiches que van a la basura a 80 sintecho y acaba despedido: “Me siento orgulloso”
Un trabajador del aeropuerto de Marsella fue cesado tras dar sándwiches que iban a ser desechados a personas sin techo. La empresa alega una “falta grave”, mientras crece la ola de solidaridad hacia él.

La historia de un empleado del aeropuerto de Marsella-Provenza ha desatado un intenso debate en Francia sobre humanidad, normas laborales y desperdicio alimentario. Tras tres décadas de servicio impecable, fue despedido por haber entregado sándwiches que estaban destinados a la basura a personas sin hogar. Lejos de arrepentirse, él lo tiene claro: “Lo volvería a hacer”.
El empleado trabajaba desde hace 30 años para una de las empresas que gestionan servicios dentro del aeropuerto marsellés, concretamente en el sector de restauración. Durante ese tiempo, al acabar su turno, recogía los productos que estaban a punto de caducar y ser tirados a la basura, y se los regalaba a las personas sin recursos que se refugiaban en el aeropuerto. “No robé nada. Esa comida iba a acabar en la basura”, explicaba a Le Figaro.
La dirección de la empresa considera que el gesto constituye una “falta grave”, al haber presuntamente vulnerado el protocolo interno sobre el tratamiento de productos no vendidos. La normativa establece que los alimentos deben desecharse por razones sanitarias y legales, sin excepción, incluso si aún están en buen estado.
Sin embargo, la versión del empleado no es la misma, según él, sus superiores siempre estuvieron al tanto de lo que hacía y nunca le dijeron nada. “Había sobreproducción, y mi superior me dijo que siguiera así. De lo contrario, se veía obligado a abandonar el aeropuerto para tirar las cosas en contenedores especiales, lo cual tiene un costo”, afirmó.
“Al menos 80 personas han comido gracias a esos sándwiches”
Según el testimonio del trabajador, los destinatarios de los sándwiches eran personas sin hogar que suelen frecuentar las inmediaciones del aeropuerto. “No es una ayuda estructural, pero al menos esa noche no pasaron hambre. Fueron unos 80 en total los que recibieron algo que, de otro modo, habría acabado podrido en un contenedor”, relató, “Me siento orgulloso de haber dado de comer”.
El caso ha generado una oleada de apoyo en redes sociales, donde miles de s han calificado el despido como “injusto” y “desproporcionado”. Diversas asociaciones solidarias también han expresado su indignación, recordando que en Francia se desperdician más de 10 millones de toneladas de alimentos al año, según datos de la Agencia de Transición Ecológica (ADEME).
La legislación sa prohíbe desde 2016 que los supermercados destruyan productos comestibles, instándolos a donarlos a organizaciones benéficas. Sin embargo, la normativa no obliga a restaurantes o servicios de catering privados, como los de un aeropuerto, a seguir el mismo protocolo. En este vacío legal se encuentra este caso.
El abogado laboralista Philippe Desrues, consultado por medios locales, señala que “las empresas tienen derecho a sancionar actos que consideren incumplimientos contractuales, pero en este caso se debería valorar el contexto y la intención. Hay jurisprudencia que podría inclinar la balanza a favor del trabajador si decide recurrir”.
El trabajador, actualmente desempleado, junto con otros dos compañeros más, ha recibido ofertas de apoyo legal y está considerando presentar una demanda por despido improcedente. “No vamos a quedarnos de brazos cruzados y permitir que esto pase”.
Mientras tanto, varias organizaciones de ayuda humanitaria han iniciado campañas de recogida de firmas para exigir su reisión o, al menos, visibilizar la necesidad de cambios estructurales en el manejo del excedente alimentario en lugares como aeropuertos, estaciones y centros comerciales.
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