Los arqueólogos examinan los dientes del esqueleto de un soldado y se topan con un oscuro secreto
Un equipo de investigación se ha topado con los restos de un soldado de hace 300 años, y han descubierto un hito historia militar de la época.

La guerra nunca cambia. En todos los compases de la historia de la humanidad, el prójimo ha tenido episodios de lucha encarnecida y cruel por tantos motivos como métodos bélicos. Y los soldados han sido, nunca mejor dicho, la carne de cañón de todas estas prácticas. Desde la introducción de la infantería en el campo de batalla, allá por el siglo VIII a.C. en la Grecia Clásica, hasta la famosa guerra química de la Primera Guerra Mundial, los combatientes han padecido, usado y notado las consecuencias.
Un ejemplo de ello se ha descubierto en Majetín, una pequeña ciudad de la República Checa. Y es que un equipo de investigación del Centro Arqueológico de Olomouc, localidad oriental del país, ha hallado en el esqueleto de un soldado, perteneciente a un hombre de entre 30 y 50 años, la respuesta a una incógnita persistente en el estudio de la historia militar. Los incisivos dañados del individuo demostraron que aquel combatiente masticaba los cartuchos de pólvora para poder abrirlos.
Y esto es todo un hito, porque es la primera prueba fiable y documentada de que está práctica era común en la época de las armas de fuego de carga frontal (rifles y pistolas que se recargaban por la boca del cañón), principalmente usadas entre los siglos XVIII y XIX. “Los dientes del soldado se debilitaron por las actividades repetidas, y este estrés puede haber causado la rotura de las coronas”, comenta el antropólogo y líder del estudio Lukáš Šín para la revista Archaeology News. Antes, se sabía por numerosos registros históricos que los beligerantes de estos tiempos usaban los dientes para morder los cartuchos de papel que contenían pólvora y balas, para poder cargar las armas.
Una investigación longeva que se topó con una serendipia
Los restos de aquel miliciano se encontraron ya hace más de una década, en 2012. Sin embargo, hasta 2017 no se había vislumbrado indicios para descubrir esta práctica de apertura de cartuchos. Entonces, la Dra. Dana Fialová de la Universidad Masaryk decidió realizar un análisis químico profundo de la dentadura del soldado para completar el estudio óseo. Examinando el sarro de las piezas con espectroscopia de rayos X de última generación, descubrió que en los incisivos había concentraciones inusualmente altas de azufre, lo que vaticinó el o con pólvora.
“El azufre de la pólvora no solo contaminó la cavidad dental y el sarro, sino que también contribuyó a exponer el alvéolo dental y causar gingivitis”, explica el investigador Šín. Además, los arqueólogos demostraron también, mediante el desgate de sus vértebras lumbares, las duras condiciones de vida que debió tener este combatiente, seguramente sometido a largas y extenuantes marchas cargado con armamento.
Este hito acompaña y sostiene a otros descubrimientos similares en el pasado. En junio de 2012, el arqueólogo belga Dominique Bosquet y su equipo hallaron desperdicios dentales similares en el campo de la batalla de Waterloo, acaecida en 1815. No obstante, sus resultados no han sido publicados en ninguna revista científica, por lo que el soldado de Majetín se presenta como el primer caso identificado de la apertura de cartuchos de pólvora con los dientes. Una prueba más de la prácticamente nula calidad de vida de la primera línea del frente.
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