El hermoso país europeo donde la gente se enfrenta a multas de 320 euros por “orinar en dirección a Rusia”
Las autoridades locales imponen una insólita medida en una zona fronteriza entre Noruega y Rusia.

En el extremo norte de Noruega, un insólito gesto puede costar caro: orinar en dirección a Rusia puede acarrear una multa de hasta 3.000 coronas noruegas (aproximadamente 320 euros). La peculiar medida, vigente en la localidad de Grense Jakobselv, un remoto punto fronterizo con Rusia en la región de Finnmark, ha generado una oleada de comentarios entre ciudadanos, medios internacionales y autoridades.
La región, aunque tranquila y de baja densidad poblacional, representa un punto caliente en términos geopolíticos. Noruega, país miembro de la OTAN, comparte una corta pero estratégica frontera terrestre con Rusia. En ese contexto, las autoridades han intensificado el control de comportamientos considerados provocativos o irrespetuosos, incluso los aparentemente insignificantes.
Norway’s border with Russia is the northernmost, the most stable part of the NATO-Russia frontier.The Norwegians want to keep it that way and recently have sharpened existing restrictions. You can get fined for touching 🇷🇺, throwing stones at it, and now also peeing toward it. 🤣 pic.twitter.com/bnsrrpULI0
— Mikhail Khodorkovsky (@khodorkovsky_en) March 29, 2022
Según la Dirección de Policía de Finnmark, la normativa se enmarca en un reglamento más amplio que prohíbe realizar actos ofensivos hacia el país vecino. La medida no es nueva, pero ha cobrado visibilidad tras la reciente imposición de una sanción a un individuo que fue sorprendido orinando hacia el lado ruso del río que delimita la frontera.
¿Un gesto simbólico o una falta grave?
Aunque parezca anecdótico, los responsables de seguridad en la región han aclarado que el acto puede interpretarse como una provocación internacional. “La frontera no es lugar para hacer bromas”, señaló un portavoz de la policía local. El incidente ha reabierto el debate sobre hasta qué punto deben regularse las expresiones personales en un entorno con tensiones diplomáticas crecientes.
La normativa aplica tanto a noruegos como a visitantes. La zona está vigilada con cámaras y las fuerzas de seguridad fronterizas patrullan regularmente la zona para evitar cualquier incidente que pueda escalar. Las sanciones pueden incluir multas o incluso penas más severas si se considera que el acto pone en riesgo la seguridad fronteriza.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Noruega ha endurecido sus medidas de vigilancia en las zonas limítrofes. Aunque las relaciones bilaterales con Rusia no están formalmente rotas, el clima diplomático se ha vuelto considerablemente más tenso. El gobierno noruego ha insistido en que actos como este, aunque aparentemente triviales, pueden ser utilizados por el Kremlin como herramientas propagandísticas.
El caso ha sido recogido por numerosos medios internacionales, provocando una mezcla de incredulidad y comprensión ante la medida. En redes sociales, muchos s han ironizado sobre el hecho, mientras otros subrayan la importancia de mantener la seriedad en zonas fronterizas tan delicadas.
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