El ataque australiano a una empresa de renovables made in Spain: “Pueden meter su millón de dólares donde no llega el sol”
Una propuesta de inversión en energías renovables en Nueva Gales del Sur genera controversia entre los agricultores locales.

En la región de Riverina, al suroeste de Nueva Gales del Sur, Australia, se ha desatado un conflicto local tras la presentación de un proyecto para el desarrollo de un parque solar de 300 MW por parte de la empresa española X-Elio. Este plan se denomina Maxwell Solar Farm y tiene como objetivo generar unos 610 GWh de energía renovable al año, suficiente para abastecer a aproximadamente 150.000 hogares en Australia. Sin embargo, lo que parecía ser una propuesta de infraestructura verde se ha convertido en una fuente de discordia entre los agricultores locales, que ven este tipo de proyectos como una amenaza a su forma de vida y su tierra.
X-Elio, con una destacada trayectoria en proyectos de energías renovables a nivel global, subraya que la ubicación de la planta es perfecta debido a ala alta radiación solar en la zona, lo que optimiza la eficiencia energética. Además, la proximidad de la región a la red de transmisión eléctrica facilitaría el al suministro energético y mejoraría la infraestructura regional. No obstante, los agricultores de Maxwell han mostrado su descontento con esta propuesta, viendo en el proyecto una intrusión en su territorio agrícola, y así lo han expresado en medios locales: “Pueden meter su millón de dólares donde no llega el sol”.
La principal preocupación de los agricultores radica en la utilización de tierras agrícolas para proyectos industriales de energías renovable. Según sus puntos de vista, el uso de estas áreas para instalar es solares puede comprometer la producción de cultivos vitales en los mercados globales. El proyecto, de ser aprobado, podría ocupar cientos de hectáreas de tierras agrícolas productivas, lo que, según los críticos, representaría un golpe irreparable a la industria local.
Aunque la energía solar es vista globalmente como una opción limpia y necesaria para combatir el cambio climático, muchos en la región de Maxwell consideran que este tipo de proyectos no solo amenazan su economía, sino también el paisaje y la vida rural que han sostenido durante generaciones. Esta actitud se enmarca dentro de una creciente oposición hacia los parques solares en zonas agrícolas de Australia, un fenómeno también observado en otros lugares del mundo.
Paralelismos con España
Este rechazo a los proyectos solares en tierras agrícolas no es exclusivo de Australia. En España, el debate sobre el uso de tierras rurales para energías renovables ha sido igualmente polémico. En varias regiones miles de personas se han manifestado en contra de la instalación de parques solares, argumentando que los beneficios económicos que aportan no compensan el daño potencial a la agricultura y al entorno natural.
Un ejemplo reciente ocurrió en la Costa Blanca, donde diversas asociaciones ecologistas y agricultores pidieron la suspensión de proyectos solares en zonas rurales, argumentando que estos podrían alterar irreversiblemente el paisaje y disminuir la capacidad productiva de tierras fértiles. Al igual que Maxwell, los opositores a estos proyectos en España han subrayado que la transición hacia una energía limpia no debe venir a costa de la agricultura, que sigue siendo una parte esencial de la economía local. Las preocupaciones sobre la pérdida de biodiversidad y la degradación de tierras agrícolas también fueron puntos claves en las protestas.
En este contexto, el proyecto X-Elio en Maxwell no solo ilustra una disputa local, sino que también refleja un dilema global sobre cómo equilibrar las necesidades de energía renovable con la preservación de los ecosistemas agrícolas. Aunque el gobierno australiano está comprometido con la transición energética, los agricultores y las comunidades locales a menudos se sienten excluidos de la toma de decisiones sobre cómo deben utilizarse sus tierras.
El gobierno de Nueva Gales del Sur, por su parte, ha defendido la necesidad de fomentar las energías limpias, señalando que los proyectos de energía solar son fundamentales para alcanzar los objetivos climáticos del país. Sin embargo, los agricultores sostienen que el impacto económico de estos proyectos podría ser más perjudicial que beneficioso para las regiones agrícolas.
A medida que el gobierno local continúa evaluando los pros y los contras de Maxwell Solar Farm, muchos agricultores temen que su protesta no sea suficiente para detener la expansión de la industria solar en sus tierras.
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