Quiénes son los Air Marshall de la Guardia Civil, la unidad de élite secreta que protege los aviones españoles
Pasamos una jornada con la Unidad Nacional de Escoltas de Seguridad en Vuelo, UNESEV, de la Guardia Civil, cuya misión es proteger una aeronave española de posibles amenazas.


Fue en octubre de 2022 cuando realizó su primer servicio la Unidad Nacional de Escoltas de Seguridad en Vuelo, UNESEV, una unidad de la Guardia Civil conocida internacionalmente como los Air Marshalls, cuya misión es proteger una aeronave española de posibles amenazas. ¿Cómo? De la manera más discreta posible, ya que nadie sabe ni en qué vuelo irán, ni cuántos operativos viajan, ni cuál es el siguiente objetivo, y si la misión es una escala en una ciudad europea para hacer una ruta completamente diferente.
Cómo se forman los de UNESEV
Con la Cumbre de la OTAN se materializó la idea: tener en España una unidad de élite especializada, como tienen otros países (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Australia, Austria, Holanda, India, Israel, República Checa, Rumanía, Singapur, Suiza, Vietnam), que sean capaces de evitar un 11-S en 2001, o un accidente como el de Germanwings en 2015, cuando el piloto decidió estrellar el avión en Los Alpes.
Con numerosos precedentes, con la idea de ampliar la defensa nacional, se constituyó la creación de la Unidad Nacional de Escoltas de Seguridad en Vuelo de la Guardia Civil, que, por primera vez en nuestro país, ha desplegado esta capacidad policial en aeronaves españolas. “Donde vaya una aeronave española, estaremos nosotros”, nos cuentan a Actualidad de Diario AS en la sede central de la Guardia Civil en Guzmán el Bueno, Madrid.
La formación de los Escoltas de Seguridad de Vuelo (ESV) no es para cualquiera. Primero, porque el nivel de inglés debe ser muy alto. Además, deben tener una muy buena preparación en defensa personal, en tiro, deben haber pasado un exigente adiestramiento en tácticas operativas de intervención, así como haber aprendido sólidos conocimientos del medio aeronáutico (sí, pueden ser capaces de estabilizar un avión en caso de emergencia y hacer aterrizar la aeronave si fuera necesario). Han tenido una formación en análisis del comportamiento fundamental en este trabajo; saben de negociación, de primeros auxilios… Saben de todo, porque ahí arriba están solos. Y deben ser capaces de responder ante cualquier eventualidad que pase.
Donde vaya una aeronave española, estaremos nosotros.
Air Marshall
Las citas deportivas son un ‘punto caliente’
Los pasados Juegos Olímpicos en París fueron una de las pruebas de fuego para esta unidad secreta, de la que poco se habla y de la que nadie puede decir que forma parte. Viajes mucho antes, en la previa, y durante la celebración de las diferentes competiciones fueron la norma. ¿Recuerdan algún incidente? Hicieron bien su trabajo.
París 2024 ya ha pasado, pero la Champions, por ejemplo, es otro de los focos de especial atención para esta unidad. Que igual viajan con una camiseta de un equipo un martes, con otra un miércoles, y en la Final ya no saben si van con el árbitro o se han convertido en abonados de un equipo belga.
La cooperación internacional entre naciones es algo fundamental para los Air Marshall, no sólo en este tipo de acontecimientos (también la cumbre de Davos fue un punto de trabajo sensible), sino para actualizar contenidos, operativos, ejercicios, información de personas a vigilar, vuelos calientes…

Israel, objetivo delicado
Precisamente, desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás decidió atacar por sorpresa a Israel, la seguridad aérea en torno a Israel se ha convertido también en objetivo. Cada vuelo español que vaya a una ciudad hebrea puede contar con vigilancia especial de esta unidad de élite. ¿Se pueden saber más destinos? No, es secreto. Cada misión es un secreto. Cada viaje se prepara con tanto detalle por tantos frentes diferentes que podrían hacer un master en aviación y recursos humanos.

Pasamos una jornada con la UNESEV
Muchas vidas coinciden en un aeropuerto. Dicen que hay más abrazos sinceros, despedidas y besos reales en la terminal de un aeropuerto que en cualquier hospital, iglesia o juzgado; pararse a observar cómo es el comportamiento humano, qué nos delata en cualquier momento, cómo nos expresamos a través de nuestras maletas, ropa, rios, rostro… es dar mucha información. A ‘los buenos’ y a ‘los malos’.
Y la UNESEV lo ha estudiado en detalle. Una heladora mañana de invierno acudimos al Aeropuerto Internacional Madrid Barajas Adolfo Suárez con de los Air Marshall españoles. Entre los cientos de pasajeros, hay alguno que está trabajando de manera especial para que cada vuelo se desarrolle de la manera más tranquila posible. No news, good news, que decimos los periodistas. Y parece que también se utiliza en este sector. Desde que se sale del parking, todo es susceptible de análisis. Cada gesto, cada detalle, cada mochila, cada gorra, calzado, sonrisas, lágrimas…
Especializarse en conductas anómalas con una experta como la doctora María del Carmen Feijoo Fernández, hace que el análisis de la conducta delictiva y la detección del engaño en un contexto aeroportuario sea su día a día. Nos ponen a prueba para saber si somos capaces de detectar a un Air Marshall en una puerta de embarque. Sin ayuda, imposible. No hay sesgos, puede ser cualquiera, no verás al ‘típico Guardia Civil’ que todo el mundo puede tener en mente de civil. Para nada. Es más, puede ser un hombre o una mujer. De la misma manera que cualquiera puede ser objetivo de análisis por muy diferentes causas.
En ese estudiar el comportamiento humano cada detalle cuenta. Cada gesto. Cada movimiento. Cada mirada. “En los aeropuertos se producen delitos e infracciones típicos y estrechamente ligados al transporte aéreo. Las infraestructuras críticas dedicadas al transporte civil, poseen espacios públicos de libre que las hacen especialmente vulnerables a ataques tanto de la delincuencia común como de terroristas. Por ello, en los aeropuertos se han comenzado a implantar protocolos de detección de conductas sospechosas que constan de dos partes. En la primera, a través de la observación se detectan conductas anómalas dentro de un ámbito para el que existe una línea base de conducta de normalidad. La segunda incluye la aplicación de técnicas de entrevista específicas para determinar si las personas identificadas suponen una amenaza, ocultan intenciones ilícitas o por el contrario, las conductas observadas en la fase previa tienen una explicación plausible”, cuenta la doctora Feijoo Fernández.

Detección del engaño
La doctora, especializada en conductas anómalas, una eminencia a nivel mundial, nos cuenta que para analizar lo que ocurre en una aeronave “tenemos que ver cómo se comportan los pasajeros en un avión pequeño, por espacio, tiempo, nervios, por todo es diferente. Nos vamos adaptando a cada contexto. Entender las conductas habituales en tus escenarios, lo que está y lo que no está; no es igual un vuelo transoceánico”.
La pregunta, ¿cómo se detecta a un malo? “En criminología básica sabemos que todos tenemos un modus operandi; si voy a cometer un delito, quieres tener éxito en el delito, y que no te pillen. Te planificas, y acabas por hacer cosas que los demás no hacen porque ellos no están planificando nada. Esa conducta diferente a las demás, el que va a cometer un delito está cometiendo una conducta concreta que considera que es necesaria, y eso acaba llamando la atención. Tienen muchas cosas en la cabeza, pero al final aparecen unas conductas que son innecesarias”, nos cuenta.
“En las grandes multitudes, JJOO, grandes partidos de fútbol, en toda esa multitud, es muy difícil por la actitud en la que llegan algunos fans, o aficionados. Los que son tipo ultra, en plan grupos, casi siempre son los mismos, y van ‘encapsulados’. La metodología es la misma, sé cómo va la gente, qué hace el aficionado tradicional que suele ser bastante tranquilo; le encanta el equipo, va a gritar, esa gente va con normalidad, van en grupo, están como muy alegres; la actitud es diferente a quien no va verdaderamente a ver un partido: no suele ir en grupo, ni charlando, su perspectiva y su visión del entorno es diferente. Se va a fijar en cosas que no son las habituales: buscar romper cordones de seguridad, buscar vías de escape, como pasó en la final de la Champions en París; casi siempre van tapados porque no quieren que se les reconozca. Su modus operandi es proteger su identidad, tener éxito en el delito y tener vía de escape”, nos detalla a AS.
Un trabajo el de los Air Marshall para el que no vale cualquiera, “aquí los egos sobran, necesitamos mucha mente abierta, ser capaces de ver y mirar diferente, dejar los sesgos fuera y no descartar nunca ninguna hipótesis”. Y sí, aquí también la realidad siempre supera a la ficción.
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