El día que la Unión Soviética y la Alemania nazi se repartieron Polonia ocho días antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial
En agosto de 1939, los ministros de Exteriores de la Unión Soviética y Alemania rubricaron el Tratado de no Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que incluía unas claúsulas secretas sobre el reparto de ciertos países europeos.

En la noche del 23 de agosto de 1939, Alemania y la Unión Soviética se repartieron buena parte de Europa. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joachim von Ribbentrop, llegó a Moscú para discutir y rubricar un pacto en el Kremlin, bajo la atenta mirada de Stalin y su par, el ministro soviético Vyacheslav Mólotov.
El pacto, conocido como Ribbentrop-Mólotov, tenía dos partes, una pública y la otra, no tanto. La primera consistía en un acuerdo de no agresión en el que cada país se comprometía a no atacar al otro; a no ayudar a un tercero en caso de que la Unión Soviética o Alemania fuesen atacadas; y a no participar en pactos con otras potencias que perjudicasen a cualquiera de los signatarios, ya fuese de manera directa o indirecta.
La segunda parte, no tan conocida, fue ocultada al mundo durante décadas. Ambos países firmaron un documento que establecía las esferas de influencia soviética y alemana en Europa. Reconocían las repúblicas bálticas y Besarabia como parte de la esfera soviética. Además, acordaban dividir Polonia a lo largo de los ríos Narev, Vístula y San. El lado oriental sería para la Unión Soviética y el lado occidental, para la Alemania de Hitler. Después de firmar los documentos, se celebró un banquete que duró hasta las 5:00 de la madrugada.
Ocho días después, el 1 de septiembre de 1939, la Wehrmacht inició la invasión de Polonia, que apenas pudo defenderse ante el avance de la Blitzkrieg alemana. Francia y Reino Unido le declararon la guerra a Alemania al tiempo que la Unión Soviética comenzó la invasión de Polonia por el flanco oriental. La Segunda Guerra Mundial había comenzado, aunque Alemania ya había iniciado su Anchluss (expansión) sobre Austria y los Sudetes un año antes, en lo que sería la última concesión de la Europa libre a los intereses de Hitler.
En noviembre de 1939, los soviéticos atacaron Finlandia. Un año después, en 1940, ocuparon y se anexionaron las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania. También se apoderaron de las provincias rumanas de Bukovina del Norte y Besarabia. No obstante, el pacto quedó sin efecto cuando Alemania inició la invasión de la URSS el 22 de junio de 1941, con el inicio de la Operación Barbarroja.
Las claúsulas secretas entre Alemania y la Unión Soviética
Las cláusulas secretas del tratado fueron ocultadas durante la Segunda Guerra Mundial, pese a las hostilidades entre Alemania y la Unión Soviética, ahora ya posicionada junto a los Aliados. En cualquier caso, y por alguna razón que todavía no se conoce, estos documentos sobrevivieron a la quema de papeles que hicieron los nazis antes de la caída del Tercer Reich en 1945.
Para defenderse, la Unión Soviética alegó que las tropas aliadas habían falsificado los documentos con el objetivo de desprestigiar al Ejército Rojo. No sería hasta 50 años después, en 1989, cuando la glásnot (política de transparencia) de Mijaíl Gorbachov hizo público lo que muchos ya sabían: el Kremlin confirmaba que el tratado de no agresión incluía una cláusula secreta en la que Moscú y Berlín se repartían los países bálticos, zonas de Rumanía y Polonia.
El documento fue expuesto al público en 1995, ya con Borís Yeltsin en el poder, con motivo del 50 aniversario de la victoria sobre la Alemania de Hitler. Desde entonces, y sobre todo con Putin en el gobierno, Rusia ha buscado justificar la actuación de Stalin al firmar el acuerdo asegurando que era necesario para proteger al país.
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