EEUU entrega un monstruo magnético de 18 metros a Francia para salvar el sueño millonario de la fusión nuclear
El proyecto ITER, liderado por la Unión Europea y apoyado por Estados Unidos, plantea un modelo energético revolucionario para la fusión nuclear, y ahora tiene un componente clave para ello.
No es ciencia ficción. Es el proyecto ITER, la apuesta más ambiciosa de la humanidad para dominar la energía de fusión nuclear, esa fuente limpia e inagotable que alimenta al Sol. Ubicado en Saint-Paul-lez-Durance, al sur de Francia, y con un presupuesto que ya roza los 24.000 millones de euros, ITER reúne a 35 países en una carrera científica sin precedentes.
La última pieza clave en llegar es el denominado solenoide central, una maravilla tecnológica fabricada en Estados Unidos. Esta especie de “corazón magnético” es capaz de generar campos lo suficientemente potentes como para atrapar el plasma ardiente necesario para las reacciones de fusión. Dicho de otro modo: es lo que evitará que el minisol que se pretende crear dentro del reactor se descontrole.
Lo apodan “el monstruo magnético”, y no es para menos: seis módulos superconductores (cuatro ya instalados), cada uno con el peso de un Boeing 747, y una estructura de soporte digna de una novela de ciencia ficción. Su ensamblaje ha sido posible gracias a un puñado de empresas estadounidenses que han aportado desde tornillos hasta barras de acero de 15 metros forjadas con precisión quirúrgica.
Una coraza prácticamente indestructible
“La clave no está solo en el imán, sino en su esqueleto”, explica David Vandergriff, ingeniero del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, desarrollador del solenoide para el medio francés Innovant. Su equipo tuvo que desarrollar una especie de jaula de titanio y acero que soportará las colosales fuerzas internas que surgirán cuando el reactor esté activo. Superbolt, una firma de Pensilvania, fue una de las encargadas de crear los conectores que mantienen unido todo el conjunto.
La historia del ITER no ha estado libre de desafíos. Nacido con un presupuesto inicial de 5.000 millones de euros, ha crecido exponencialmente en complejidad y coste. Sin embargo, según la autoridad del propio proyecto, de tener éxito —y todavía quedan años por delante— demostrará que es posible generar 500 megavatios de energía limpia a partir de solo 50 de entrada. Nada en el mundo, actualmente, tiene esa capacidad de producción de energía. Además, todo ello sin residuos radiactivos de larga duración, sin emisiones y sin la inestabilidad de los combustibles fósiles.
Mientras se confecciona este sistema, el mundo observa. El solenoide sigue ensamblándose y, con cada perno ajustado, la humanidad se acerca un poco más a domar el fuego de las estrellas. Quién sabe si en un futuro el ser humano podrá sostener el Sol en la palma de su mano.
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