Música

Jarfaiter: “No hago música para educar, sino para expresarme”

El rapero, figura del bandolero moderno y autor de un género musical en sí mismo, charla con Diario AS sobre sus orígenes, sus fantasmas y su arte.

20/05/25 ENTREVISTA AL RAPERO JAIFAITER
ANGELA PARAMO
Sergio Murillo
Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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La luna castiza ha sido durante siglos fiel y silenciosa compañera de aquellos viandantes que, bien entrada la hora del lobo, deshacían las calles de Madrid con el sigilo y la desconfianza del gato. Del resto se encargó la leyenda. Fueron los correveidiles y trotaconventos quienes hicieron de la habladuría una suerte de cultura popular que el ciudadano luego asumió. Nacieron de aquellas noches perdidas en el tiempo figuras como Luis Candelas, oriundo de Lavapiés, o Francisco de Villena, a quien apodaron ‘Paco el Sastre’, quienes revolucionaron la imagen del crimen en una urbe a la que le costaba seguir el ritmo de crecimiento que ya experimentaban otras capitales europeas.

De aquel Madrid, estas historias. Tan solo la luna conoce la realidad de los relatos que cientos de bares tergiversaron inintencionadamente al someter los hechos al inevitable teléfono escacharrado que provocan el tiempo y las masas. Todos los villanos, los antihéroes y los bandoleros fueron ‘alguien’ antes de pasar a las crónicas como malhechores. Todos vienen de algún sitio, de algún hogar.

“La calle me hizo duro como el hormigón; nos daba más miedo el hambre que la prisión”, dice Jarfaiter en ‘Crecí con poco’. No son palabras al aire, sino versos que enfrascan los motivos que confeccionan el retrato de uno de los raperos más aclamados de la capital. Su voz sin timbre canta a la reivindicación y la protesta —a la denuncia de la injusticia, en suma—, desde una violencia cruda y explícita. Su figura representa lo mejor y lo peor del barriobajero. Pero el imaginario colectivo es traidor. Y Jarfaiter, ante todo, es realista.

Jarfaiter: “No hago música para educar, sino para expresarme”
20/05/25 ENTREVISTA AL RAPERO JARFAITER ANGELA PARAMO

El día se presenta más nublado que los anteriores. Es poco más del mediodía cuando Jarfaiter serpentea la carretera y se mete al coche en Cuatro Caminos. Poco antes había desayunado un sándwich de paté de atún y un zumo de naranja, aunque, a veces, le basta con una pieza de fruta o las sobras de la cena. Eso cuando consigue dormir bien. El vehículo arranca y, media hora después, ya está en Carabanchel. Suele entrenar en The Black Panther, un gimnasio de boxeo y artes marciales mixtas que no hace prisioneros con la pereza y que destila una cuidada profesionalidad. En una sala atiende a Diario AS y se quita la máscara para contar su verdad. La historia de Jarfaiter que solo la luna castiza conoce.

-Por empezar en orden cronológico. Tu figura artística representa el barrio y, literalmente, la política del parque. El Madrid del suburbio. Pero eres natural de Piedralaves, un pueblo de Ávila de apenas 2.000 habitantes. ¿Cómo era tu vida allí?

-Tuve una infancia bastante feliz, la verdad. La vida en un pueblo es más salvaje. Por las tardes íbamos mucho al campo, cogíamos cosas de cualquier sitio, nos hacíamos casetas y jugábamos a guerras unos contra otros. También al ‘tocatimbres’. Esas cosas de chavales que ya ni siquiera sé si seguirán haciendo. Bastante libres. En una ciudad los padres andan más pendientes de los niños hasta que son más mayores, no les dejan ir solos. Fui bastante feliz.

-¿Entonces tenías la vocación de ser músico?

-Sí. Recuerdo escuchar rap desde pequeño. Lo descubrí por una amiga de mi hermana y por un chaval que era más mayor. Siempre ha estado en mi vida: escribiendo, rapeando, dibujando. Si no hubiera llegado a ser rapero, toda la gente que me conoce de pequeño del pueblo tendría un recuerdo mío de andar por ahí rapeando. Siempre he sido una persona muy artista.

-¿Solo te ocurría con el rap?

-A ver, escucharía la música que me pusieran mis padres, que escuchaban un poco de todo. Rock, blues, mucho flamenco, punk. Sobre todo mi padre, que tiene mucha cultura musical y escucha mucha. Y fue la amiga de mi hermana mayor quien me dejó unos discos y una cinta. El disco se llamaba ‘Estilo Hip Hop solo en Español Volumen 2’ y la cinta era de Arianna Puello. Tenía 6 o 7 años. Desde muy pequeñín. Me dieron otro disco, pero ya bastante que me acuerdo de esto (ríe).

Del Tiétar al barrio

-Toda tu vida había transcurrido allí y, de repente, el salto a la gran ciudad.

-Lo del salto es verdad, pero creo que, a nivel personal, me afectó más dejar de vivir con mis padres y empezar a vivir con mi abuela. Primero fue con una tía mía y luego con mi abuela. No sé, igual fue demasiada libertad de golpe. Tu abuela no te controla igual, es distinto. Yo ya tenía mis amigos en Madrid, ya venía muchos findes del pueblo para pasarlo aquí. No vine de golpe y porrazo sin conocer la capital, pero sí que viví ese cambio en el tráfico y en el hecho de estar con mucha gente que no conoces. Fue como descubrir un mundo nuevo mucho más grande que el anterior. Y en esa época, en lo que era un barrio bastante caliente y conflictivo, que empezaba a haber mucho auge de bandas.. Cuatro Caminos.

-¿Ha cambiado mucho?

-Muchísimo. El barrio ha sufrido una gentrificación enorme. Al estar tan cerca del centro está viniendo gente que tiene mucho dinero porque suben los precios de las viviendas allí. Sí es verdad que sigue habiendo la esencia porque hay mucha gente que hace muchos años compró la casa más barata; también hay mucho okupa, que no se va fácil. Pero los que vienen a vivir ahora tienen dinero. Es un choque de clases alto. Te cruzas gente por ahí que hace diez años no.

-Puede haber pandilleros y empresarios de éxito a una calle de distancia.

-Y en la misma calle.

-¿Y cómo conviven dos mundos tan distintos?

-Por el día es tranquilo. Al estar cerca del centro hay mucho policía; y como ha salido bastante en los medios de comunicación, se han puesto muchas cámaras y hay más control. Por la noche igual sí que es un poco más... Pero vamos, ya no es lo que era. Es un barrio seguro, cerca del centro. Es un barrio bien.

-Nada que ver con lo de antes.

-Antes era un gueto. Una zona en la que se reúnen muchísimas personas de un cierto país y que no se relacionan con los demás, sino que se aíslan en su núcleo y con su cultura. Era un barrio problemático, un barrio obrero. De ahí para abajo está el centro de Madrid, Chamberí, que es una zona de dinero; hacia un lado, Guzmán el Bueno y Ciudad Universitaria; hacia arriba está Plaza Castilla y las cuatro torres, que es otra zona de dinero; y hacia el otro lado, la Castellana y el Bernabéu. Es una zona rodeada por otras que son de mucho dinero; y justo en el centro, un barrio problemático con problemas de todo tipo.

La música desde los márgenes de la industria

-De todo eso bebe tu rap, marcado por un estilo muy propio que muchos definen como ‘rap quinqui’. Tú rechazas ese término. ¿Cómo lo describirías?

-No me gustaría ponerle una etiqueta. Ni siquiera me gustaría llamarlo rap. Creo que mi música es algo bastante especial y no sabría catalogarlo porque, aunque sea bastante habitual, no solo se centra en esas temáticas.

-Eso explica que, echando un ojo a la industria, dé la sensación de que tu música es un género en sí mismo.

-Yo creo que, en cierto modo, en España he creado un género. Después de mí tampoco es que se haya puesto muy de moda y haya salido mucha gente igual, pero sí que han habido otros haciendo el mismo estilo; y, al final, a esa gente lo que les dicen es que se parecen a Jarfaiter. No les dicen que se parecen a alguien de Estados Unidos, sino que están copiando un rollo que es mío.

-Es muy difícil ser pionero en algo. ¿En quién te fijabas tú?

-A mí es que siempre me ha salido muy de dentro. He escuchado mucha música punk, y el rap me ha acompañado siempre. Esa mezcla de rap con una influencia tan fuerte del punk, y el amor que yo sentía por el cine quinqui, el flamenco y la rumba... Hice una mezcla de todo eso en una batidora y salió Jarfaiter.

-Y el nombre, ¿de dónde?

-Eso viene de cuando empecé a cantar, que era la época del Tuenti, y escribía en los bancos y por ahí. Ponía ‘Hardcore Noque Fighter’, porque ‘alcornoques’ es como llaman a la gente de mi pueblo. Tenía un colega que no lo sabía pronunciar y me decía de coña ‘Jarfaiter, Jarfaiter’. Justo empecé a grabar y dije: ‘pues Jarfaiter’. Me hizo gracia y ya está.

-¿La música tiene que salir desde el corazón o desde las tripas?

-Depende. Hay música que está hecha con más rabia y con más ira, y hay música más sentida, más hecha con el corazón. Yo creo que hay espacio para las dos cosas. La música tiene momentos. Igual que los distintos géneros; a veces uno está bien, luego otro, pero no vas a escuchar el mismo todo el rato. Para crear la música es un poco igual. Hay gente que solo hace música cuando está en plan romántico, otros que solo cuando están súper enfadados. Pero yo, por lo menos, tengo momentos para todo.

-¿Crees que el rap tiene que ser protesta?

-Creo que no puede ser algo propagandístico en cuanto a política; no puede ser un panfleto, pero al final, el rap... (pierde la mirada en la mesa) Cuando uno habla de lo que vive en su casa, en su barrio, está reflejando la sociedad y lo que le rodea. Puede terminar siendo protesta sin que ese sea el propósito. Expresar tus vivencias es algo social. Está claro que también hay mucho rap de ostentar, dinero, joyas y no sé qué, y para mí eso también es rap, de toda la vida. Pero bueno, yo que sé, los artistas que solo hablan de eso y no de dónde vienen están un poco vacíos y a mí no me termina de gustar. Para gustos, colores.

El rap puede terminar siendo protesta, pero no puede ser propagandístico

Jarfaiter

-Aunque digamos que en el panorama no hay muchos parecidos a ti, lo que parece es que te encuentras no fuera de la industria, porque eso es muy difícil, pero sí en el margen.

-Estoy un poco apartado a la fuerza de la industria (ríe).

-¿A la fuerza?

-Yo me quiero buscar la vida con esto, pero soy la persona que soy y hago la música que hago. La gente no se quiere mojar, no quieren tener ciertos tipos de mensajes en sus medios o distribuidoras. Se me han cerrado muchas puertas, se me ha complicado mucho el camino, pero he preferido hacer siempre lo que me ha gustado.

A mí me encantaría estar funcionando en la industria y vivir de la música bien; estar en ciertos festivales, que se me concedieran facilidades que otros artistas tienen. Pero es más complicado por el camino que llevo y el tipo de música que hago. Es lógico. Es algo que todavía en España no pasa. En Francia o Inglaterra sí que está más de moda este tipo de música y está mucho más aceptado, pero aquí no está muy bien visto. Es lo que me ha tocado a mí; igual estoy abriendo camino para los siguientes.

-Una especie de mártir...

-Es lo que pienso. Después de mí vendrán artistas que harán este género y a los que yo les habré alisado el terreno; podrán hablar de estas cosas y hacer el salvaje, que la gente ya no lo va a ver como ahora porque entienden que es música. Pero a mí se me han puesto muchas trabas.

-Ha sido por el punto salvaje y violento de tu música. Tienes muchos seguidores. ¿Nunca has pensado que tu mensaje puede malinterpretarse o dar pie a que otros empleen la violencia?

-Sí, pero también se decía lo mismo de los videojuegos, del cine. Y al final cada uno tiene la cabeza como la tiene. Quien quiera hacer un mal uso del mensaje y volverse loco... Cada uno es dueño de sus decisiones. También pienso que hay otros mensajes que hacen más daño que el mío y no están tan criminalizados, tan mal vistos.

-Debe dar vértigo saber que eres una influencia para tanta gente. Algunos, incluso, te toman como ejemplo.

-A veces te llega a los oídos algo que ha hecho un chaval y sientes que igual le ha venido mal escuchar tu música. Sí. Pero yo cuando era pequeño también me decían que no hiciera algunas cosas porque me iba a volver loco. No creo que sea responsable al cien por cien. Yo no hago música para educar a los chavales, yo hago música para expresarme. Siempre lo he hecho así. Agradezco a todos mis fans, pero no tienen que seguir mis pasos.

Una vuelta a su personaje

-Si tuviera que analizarte literariamente, tu personaje sería una mezcla de la figura clásica de bandolero y la contemporánea de antihéroe.

-Pues sí (ríe). Desde pequeño, en los cómics y en las películas, siempre me he fijado más en los villanos que en los héroes. He sentido empatía por ellos y siempre he buscado saber por qué hacen lo que hacen; me gusta más entender a alguien que toda la gente repudia. Toda mi música siempre se ha enfocado al villano, al antihéroe. Tengo un disco que se llama ‘Antihéroe’, un tema con mi amigo Lampa que se llama ‘Villanos’.

No hago música para educar, hago música para expresarme

Jarfaiter

-El villano no como encarnación de la maldad, sino como fruto de una vida desgraciada o unas malas decisiones...

-¿Y qué es ser malo? Ahora salen muchas películas de villanos que exploran al que siempre ha sido el malo. Joker, Cruella de Vil. Te dan una explicación y le entiendes, pero ha estado mucho tiempo siendo despreciado. El bien y el mal son relativos. Todo el mundo tiene bien y mal en su interior. Nada es blanco o negro; son grises y matices, según desde donde lo veas o te cuenten las cosas. Entiendo que hasta las personas más malas de la historia habrán hecho cosas buenas, igual que las más buenas habrán hecho sus cosas malas. Lo contrario no es ser realista.

-El año pasado, coincidiendo con tu momento de mayor repercusión musical y mediática, sacas un disco titulado ‘No soy nadie’. ¿Por qué?

-Es una cura de humildad. Primero hacia mí: para tener los pies en el suelo y no volverme loco. Los artistas, llegados a un punto, comienzan siempre a creerse más de lo que son. Y también para otras personas. He conocido muchos artistas de mucho tipo, tanto en música como en cine, que llevan unos aires y una película en la cabeza que les hace creerse superiores a los demás. Y realmente nadie es más que nadie. Todos somos seres humanos. Un día estás arriba y otro estás abajo porque la vida da muchas vueltas. En mi momento fuerte quise recordarlo.

-¿Hay alguna diferencia entre tu voz artística, Jarfaiter, y tu voz personal?

-Creo que no. Tenemos las mismas opiniones. Quizá ahora que soy más mayor mi forma de vida es más tranquila. Ya no es tan loco todo. Pero ‘mis cosas’ no han cambiado mucho. Mi música es como pienso.

-¿Hace cuánto empezaste?

-Hace 13 o 14 años.

-¿Y comulgas con tu rap de entonces?

-Cuando escucho temas de aquella época veo que era un chavalín. Noto inmadurez, que no sabía muchas cosas. Me faltaba experiencia de todo. Pero hay otras cosas que las escucho y digo: ‘es que esto ya lo pensaba así y era así en realidad’. Hay temas muy viejos que los escucho a día de hoy y han envejecido hasta bien. En algunas cosas he cambiado y en otras no. He madurado, pero mis principios básicos siguen más o menos igual.

La vida más allá de la música

-Haces boxeo como hobbie. ¿Qué encuentras en los sacos que no en otro deporte?

-Sobre todo el cansancio, que me ayuda a dormir mejor. Y la adrenalina, que siempre me ha encantado; la he buscado de formas más peligrosas, pero en el gimnasio encuentro de forma segura mi pequeña dosis de adrenalina. Soy muy amante del boxeo. He tenido épocas de consumirlo más y menos, pero siempre ha estado presente en mi vida.

Jarfaiter: “No hago música para educar, sino para expresarme”
20/05/25 ENTREVISTA AL RAPERO JARFAITER ANGELA PARAMO

-¿Hay algún boxeador que tengas como inspiración?

-Tyson. Me parece un ejemplo de superación, cómo alguien puede perderlo todo y volver a recuperarlo. Su infancia, la época con Cus D’Amato; salir de la miseria y, mediante el esfuerzo y el sacrificio, llegar a ser el campeón más joven de los pesos pesados. Y lo que hemos hablado del antihéroe. Tyson lo era. Su papel era él mismo. Aunque la gente le odiara o le criticase, él era así. Tiene ese aura de villano. De hecho, le tengo tatuado enorme en el costillar. Para mí es una grandísima inspiración. Cuando leí su biografía me gustó muchísimo.

-¿Cuál es tu libro favorito?

-Puede que sea ese, el de ‘Toda la verdad’ de Mike Tyson. Hace poco leí uno que me ha gustado mucho. Se llama ‘Por qué he robado’, de Alexander Marius Jacob, que son escritos antiguos. Me gusta mucho la reflexión que hace de por qué roba y por qué no se arrepiente.

-Y también has saltado al cine.

-Sí. He aparecido en ‘Cerdita’ y en ‘La mala familia’, que es una película documental; también en ‘Hasta el cielo’, tanto la película como la serie. Aunque lo aprecio más como consumidor. Hacerlo me gusta mucho, pero más la música.

-¿Algún arte más?

-También tatúo. Y a día de hoy, muchas portadas me las hago yo; la ilustración que sale en el póster del disco de ‘No soy nadie’ también la hice yo. Todo lo que ha sido arte ha estado siempre en mi vida.

-Si en 30 años nos sentamos para tomar una cerveza, ¿qué te gustaría decirme?

-Me gustaría haber viajado más. Y haber formado una familia y estar feliz con ellos. Me gustaría haber dejado una historia de mí que el día que me muera me quede contento. Un legado.

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