Toni Acosta, sobre su divorcio de Jacobo Martos: “Me quitaron una cadena perpetua”
La intérprete se ha sincerado con ‘La Vanguardia’ acerca de aquellos difíciles años y ha revelado el valioso consejo que le dio Najwa Nimri.
Trece años no se olvidan en un lustro. Quizá tampoco en una vida. Fue en 2002 cuando Toni Acosta y Jacobo Martos se dieron el ‘sí, quiero’ en la Ermita del Colegio Pureza de María de Tenerife. La pareja, que se había conocido en el rodaje de ‘Policías, en el corazón de la calle’, fue testigo de un flechazo que, posteriormente, se materializó con unas nupcias y el nacimiento de Nicolás (2004) y Julia (2008).
Aquello duró hasta que ambos firmaron el divorcio en 2015, perdurando desde entonces una buena relación por el bienestar de sus retoños que, por otro lado, tuvo sus sombras por la dureza que una ruptura supone. En una reciente entrevista con motivo de la publicación de ‘Un caracol en mi armario’, novela que versa sobre la realidad LGTBI en la temprana adolescencia, Acosta se ha sincerado con La Vanguardia acerca de aquellos difíciles años.
“Nunca he negociado con mi vida privada”
“Los dos primeros años, esos dos años de luto, creo necesario pasarlos”, asegura, atribuyendo dicho conocimiento a Najwa Nimri, quien se lo dijo durante el tiempo en el que trabajaron juntas. De hecho, Nimri fue un apoyo importante para la intérprete: “Yo me quedé muy delgada, ella me preguntó y le conté que me había separado. Lo entendió perfectamente y me dijo: ‘dos años, quizás menos, pero en dos años empezarás a estar bien’”.
Un par de calendarios que, en el caso de Acosta, obraron un milagro. “Lo que a otras personas les parecía muchísimo yo me lo tomé como que me quitaban de encima una cadena perpetua”, expresa, pronunciando cuatro palabras que no dejan lugar a la interpretación: “¡Me pareció una maravilla!“.
Cuando el hijo de Raphael y Natalia Figueroa rompió su silencio para dar la noticia, Acosta recibió un sinfín de ofertas por parte de medios de comunicación. Pero no quiso hablar. “Nunca he negociado con mi vida privada. Podría tener tres casas, pero tengo una hipoteca”, recuerda y reivindica. No quería saber nada de cifras. Su intimidad no tenía precio.
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