Este es el superalimento mencionado en la Biblia ‘resucitado’ por un agricultor con precios de 200 euros el kilo
El agricultor italiano Giulio Gelardi comenzó una cruzada particular contra el olvido en 1985, logrando revivir el empleo de un producto milenario.


Cuentan las Sagradas Escrituras en el Éxodo que Dios envió maná a los israelitas todos los días durante los cuarenta años que estos deambularon por el desierto. Este pan es mencionado hasta 17 veces en la Biblia, cifra que solo puede traducirse desde la gran importancia que debía tener en el mundo antiguo dicha comida. Sin embargo, la urbanización de los últimos dos siglos y el incremento de la industrialización han hecho que el alimento que un día fue considerado la joya del Mediterráneo pase en cuestión de pocas décadas y muchos avances a ser un producto casi ignorado por las personas.
En plena lucha humana por traer de vuelta aquello que el tiempo se llevó, de manifiesto en los últimos días con el ‘milagro’ del lobo huargo, ha salido a la luz un episodio protagonizado por un tal Giulio Gelardi, agricultor de Madonie, en Sicilia, que, tal y como ha reportado la BBC, se obsesionó con la idea de revivir el maná. Ocurrió cuando regresó a Pollina, su ciudad natal en el sur de Italia, y observó que, tras 15 años fuera, apenas quedaban personas que conocían la técnica y la tradición que implica la consecución del maná.
“Hay que escuchar a cada planta”
“Cuando era niño, todo el mundo sabía cómo extraer el maná. Pero cuando regresé, había menos de 100 agricultores que sabían cómo hacerlo”, ha confesado el tal Gelardi al medio británico, agregando que hay que “saber cuándo ha llegado el momento adecuado de extraerlo porque es una habilidad única basada en la observación y la intuición”, que no es “algo que se pueda aprender en un libro” y que, en definitiva, se basa en un mandamiento: “Hay que escuchar a cada planta”.
Los fresnos producen savia durante todo el año. Es cierto. Pero tan solo unos días concretos, aquellos que son más calurosos, permiten recolectar en abundancia la savia. Esto era, además, una bendición para la alimentación de kilómetro cero en el sur de Italia: el maná se ha utilizado de manera tradicional como remedio para el estreñimiento, la tos, el dolor de garganta y las heridas de la piel por sus conocidas propiedades calmantes y descongestionantes.
Una ventana de negocio hacia el pasado
Lo que hizo el hombre en su cruzada contra el olvido, iniciada allá por 1985, fue repartir folletos sobre el maná a turistas y organizar giras de demostración de la cosecha con el fin de concienciar a la gente de su importancia gastronómica y, sobre todo, identidad cultural: aquello no era una labor por la agricultura, sino una lucha contra la desaparición de un alimento que integra en su sabor matices no recordados del mundo antiguo.
Aquello funcionó. A día de hoy el maná es empleado por cocineros y pasteleros en preparaciones a lo largo y ancho del país, aprendiendo muchos jóvenes, temerosos de perder lo que Gelardi considera “una tradición agrícola milenaria”, a recolectarlo y comerciarlo por la curiosa ventana de negocio que permite: un kilogramo de maná cuesta 200 euros.
Y todo empezó con aquel bagaje de 40 años por el desierto que los israelitas emprendieron, según el Éxodo y guiados por Moisés, como consecuencia de su falta de fe y desobediencia de Dios. De aquel maná, esta tradición.
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