El CEO de Ryanair acude a un restaurante y le dan de su propia medicina con un recargo extra de 7 euros por ocupar más espacio
Michael O’Leary, director ejecutivo de la aerolínea irlandesa, cenó en un local de Navan (Meath) y, al pagar, vio cómo casi un cuarto de la cuenta se rellenaba con importes adicionales.


Hay quien dice que la vida se mueve al dibujo de un bumerán; que lo que uno da, luego recibe. Independientemente de que sea cierto o no, más de uno lo asume como real cuando se topa de bruces con un familiar guiño del destino, tal y como le ha ocurrido a Michael O’Leary: el consejero delegado de la aerolínea irlandesa Ryanair (cargo que ocupa desde hace más de tres décadas), uno de los hombres de negocios más ricos de Irlanda, acudió a cenar a un restaurante de Navan, en Meath, y terminó viéndose reflejado de manera irónica en la factura que pagó al marcharse.
Fue el pasado 21 de marzo. O’Leary había reservado una mesa en el Luvida, restaurante de la mentada urbe, y allí cenó: pidió una botella de vino, gambas rebozadas, tostas de champiñones y una lubina. Cuando pidió la cuenta, debió no dar crédito a lo que vio: 142′30 euros por aquella fiesta culinaria. Poco después se reveló el misterio; los propietarios del local, conocedores de los cargos habituales que la aerolínea suele cobrar a sus viajeros, habían gastado una broma al empresario.
Thank you to Michael O'Leary for choosing to dine with us tonight! It was a pleasure to host you 💙 Hope you don't mind...
Publicado por Luvida en Viernes, 21 de marzo de 2025
El propio restaurante desveló la chanza a través de Facebook. “¡Gracias a Michael O’Leary por elegir cenar con nosotros esta noche! Fue un placer recibirlo”, dejaron por escrito, disculpándose en clave humorística por los importes que habían fingido cobrarle: “Espero que no le importe que agreguemos algunos cargos adicionales por espacio adicional para las piernas, asientos en cabina prioritarios y reserva de áreas tranquilas”.
Según puede verse en la imagen de la cuenta que desde Luvida han difundido, el director ejecutivo de la aerolínea ‘tuvo que pagar’ 7′95 euros por “espacio adicional para las piernas”, otros 9′95 por “asiento prioritario” y una tarifa final de 19′95 por “reserva en un área tranquila” del restaurante. Para terminar de redondear la broma, añadieron “Terminal 1″ en el recibo, a modo de ubicación. Una broma de altos vuelos.
En total, le ‘cobraron’ 37′85 euros por importes, lo que elevó la factura de los 104′45 iniciales a los ya mencionados 142′30. No es que subiera mucho el precio, pero sí lo suficiente como para torcer el gesto; como ocurre cuando uno quiere ocupar más espacio en una aerolínea.
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