Vitinha, el fichaje imposible
El PSG no derrochó el dinero cuando pagó unos 42 millones al Oporto por este fenómeno
Lleva el PSG dos años alcanzando las semifinales de la Champions League al son que marca Vitinha. El portugués es un prodigio generacional: maneja los ritmos, intuye dónde colocarse para robar, es agresivo en los duelos pese a su escasa corpulencia, presiona con valentía e intensidad, supera líneas defensivas del rival mediante el pase y la conducción, posee cambio de ritmo y llegada al área adversaria. Es el jugador que necesita el Real Madrid y el que probablemente le habría arreglado más de un problema al Manchester City cuando se lesionó Rodri -pese a las evidentes diferencias en sus características-. Ocurre que, para esos dos clubes poderosísimos, es un fichaje inabordable. Qatar no le va a vender a Abu Dhabi un activo de esta dimensión y los negocios entre el conjunto parisino y el club blanco tampoco parecen fáciles tras todo el culebrón Mbappé. De hecho, su nombre nunca sale en la retahíla de rumores que abundan en el periodismo deportivo: señal inequívoca de que su traspaso se da por imposible.
Es Vitinha candidato al próximo Balón de Oro? El cambio de tendencia en la última votación, que premió un centrocampista no goleador, da esperanzas tanto al luso como a Pedri, los dos futbolistas que más están haciendo jugar a sus equipos en la presente temporada. En ambos casos, si su club se acaba proclamando campeón de Europa, su máximo rival estará en su propio vestuario. ¿El voto hacia el PSG se dirigiría más hacia el portugués o hacia Dembélé? ¿Y en el caso del Barça, hacia el canario o hacia Raphinha?
Lo que ya parece evidente es que, en esta ocasión, el PSG no derrochó el dinero cuando pagó unos 42 millones de euros al Oporto por este fenómeno. Detectó el talento en el momento adecuado: cuando sólo llevaba un año como titular en la liga portuguesa -el anterior había estado cedido en el Wolves jugando poco-. Aunque, y eso es importante señalarlo, apostar por futbolistas no consolidados es mucho más sencillo cuando posees los recursos financieros del cuadro galo: te puedes permitir equivocarte.
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