Se va parte del escudo del Real Madrid
No estaba preparado para esto. Pero estamos en un mundo donde la memoria se bloquea cuando toca tirar de lo que te dice el corazón.
No estaba preparado para esto. Hace dos semanas saltó Luka al césped de Montjuïc para frenar la hemorragia ante el Barça de Lamine, que nos había enchufado cuatro goles en 23 minutos. El ‘abuelo’ de 39 años se adueñó del ritmo del Clásico y robó un balón en la medular antes de asistir a Mbappé para el 4-3 que adecentó la derrota final. El pasado domingo fue de los pocos que en el Pizjuán mostró interés por dignificar el prestigio y el escudo del club en un partido sin alicientes deportivos. Así ha sido Modric en estos 13 años de blanco. Un Von Karajan con botas. Un maestro dentro y fuera del campo. Un referente para los jóvenes que iban llegando a Valdebebas. Un cómplice para los veteranos que compartían con él su inacabable colección de Champions (¡seis!). Un croata enamorado de Madrid y del Bernabéu. Un tipo irado en todos los campos por los que iba. Uno de los nuestros.
Modric quería un last dance para cerrar a lo grande su ejemplar trayectoria en el club de su vida. Un añito más. El último. Iba a aceptar su enésima rebaja salarial. Solo quería sumar asumiendo un rol secundario ante la llegada de los jóvenes que piden paso. No iba a poner malas caras. Pero estamos en un mundo donde la memoria se bloquea cuando toca tirar de lo que te dice el corazón. Hace siete años ganamos la 13 en Kiev con un once formado por Keylor; Carvajal; Ramos, Varane, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Benzema y Cristiano. Con la marcha de Luka, solo queda Carvajal, el último guerrero. Vamos ganando en sangre joven, pero perdemos liderazgo, jerarquía y sabiduría. Lo del DNI no cuela. Los sabios no tienen espinillas...
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