La Pizarra Táctica

Ni remontada ni fútbol

MADRID, 16/04/2025.- El técnico italiano del Real Madrid, Carlo Ancelotti, durante el encuentro de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones que Real Madrid y Arsenal juegan hoy miércoles en el estadio Santiago Bernabéu. EFE/Mariscal.
Mariscal
Javier Sillés
Subdirector de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, empezó en 2011 en la sección del Real Madrid como becario. Después pasó a AStv, donde ejerció la función de editor jefe hasta 2021 y como jefe también de la sección de infografía. En 2021 fue nombrado de redactor jefe de fútbol y en 2022 ascendió a subdirector de AS.
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Cuando se acaban los milagros, queda el fútbol. Y en ese terreno el Madrid no ha tenido certezas en toda la temporada. La eliminación contra el Arsenal no puede resultar una rareza para un equipo que ni es espectacular ni es eficaz, la pretensión final de Ancelotti. La lógica rechazaba la remontada, palabra que va camino de desgastarse en el diccionario blanco de tanto ser nombrada. Las llamadas a la épica, de algún modo, fueron un simple engaño retórico, porque este equipo no ha tenido nunca el nivel de juego para creer en un imposible. El Bernabéu y la historia pesan, pero el presente también. Si el Madrid no conoce rival en la primera magnitud, en la segunda nunca ha tenido credibilidad.

No hubo revolución en el once, sí lógica, que quizá llegó demasiado tarde. El regreso de Valverde al centro del campo era obligatorio. En los laterales, Ancelotti tiró de amplitud y experiencia con Lucas y Alaba. De morir, como fue, lo haría con los suyos. Pero no existió plan, ninguna novedad por otro lado. El Madrid fue corazón sin pensamiento. No tuvo juego interior ni profundidad por fuera, y se limitó al fútbol directo para hacerse con la segunda acción y a buscar centros lejanos que la zaga del Arsenal, bien plantada, soportó con entereza. Se lo puso demasiado fácil a los de Arteta. Bellingham equivocó su posición entre líneas, Rodrygo estuvo desaparecido, Mbappé se movió mal y Vinicius siempre operó sobrevigilado. No le fue peor al Madrid porque Martinelli y Saka anduvieron poco acertados en las transiciones en la primera parte, aunque Lucas y Alaba no pudieran con ellos mientras Asencio y Rüdiger se pasaban de frenada. En cambio, Lewis-Skelly, Merino y Odegaard oficiaron con maestría. Al Arsenal le bastó con un ejercicio inteligente y de control de la escena para vivir tranquilo, donde Rice ejecutó un trabajo sin balón extraordinario.

Nada sucedió distinto tras el descanso. El Madrid siguió sin ideas en el campo y en el banquillo. Ancelotti volvió a ser demasiado político con los cambios y el Arsenal, salvo el regalo a destiempo de Saliba, se manejó con una suficiencia insultante. En el sumario del partido destaca el 66% de posesión y los 43 centros al área del Madrid. La nada de la nada.

La Champions cierra la puerta, con merecimiento, a un Madrid sin rumbo todo el curso. Es por eso que conviene clarificar una serie de cuestiones ante lo que está por venir, con Ancelotti seguramente cuestionado. El técnico sí ha definido los problemas, la falta de equilibrio y automatismos defensivos como principales quebraderos de cabeza, pero no ha logrado darles la vuelta. Se ha entregado al resultadismo, ha tragado con la parálisis en los fichajes tras tanta lesión, ha rebajado también los males de su equipo en los análisis y ha sido incapaz de convencer a un grupo de jugadores apagados que han echado de menos la batuta de Kroos y el liderazgo defensivo de Carvajal. El estilo ni le ha preocupado ni le ha ocupado. Al Madrid le ha faltado de todo y ha fallado a su mandato histórico de ganar. Lo mejor es que todavía le queda en la recámara la Copa y la Liga, pero necesita enmendarse de una vez por todas. En cualquier caso, lleva toda la temporada así y no lo ha hecho. Cuando la victoria es el único fin, no queda nada detrás.

Centros frontales

Ni remontada ni fútbol
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Todo el partido fue igual. El Madrid quiso cargar el área por las bravas sin ninguna estrategia ofensiva. En la jugada del penalti anulado a Mbappé, Lucas puso el balón desde muy lejos.

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