Modric da un clínic

Von Karajan es croata.- En esta triste recta final de temporada el madridismo se agarra más a los fichajes que vienen (¡Huijsen es buenísimo!) y a la inminente llegada de Xabi Alonso al banquillo del Bernabéu que a lo que pase en el verde. Pero en tardes-tostón como la del Pizjuán con algo en juego llamado prestigio, irrumpió con su talento natural ese genio de Zadar que cumplirá el 9 de septiembre 40 años. Lo digo con letras muy altas y en versales. LUKA MODRIC ES EL MEJOR CENTROCAMPISTA DE LA ACTUAL PLANTILLA DEL REAL MADRID. Estoy hasta el gorro de que me quieran justificar su cacareada marcha aludiendo a la longevidad de su DNI. Es una estupidez supina. La edad es un condicionante clave si el jugador ha perdido vigor físico, hambre y capacidad de desequilibrio. Pero Luka es, junto a Fede Valverde, el único que esta temporada siempre ha estado operativo y dispuesto a apagar fuegos en una sala de máquinas que ha estado a la deriva durante buena parte del curso. Modric se adueñó de la escena ante un Sevilla con 11, con 10 o con 9. Daba igual. Su varita mágica dibujó los pases más valiosos, como uno con el exterior a Mbappé que no acabó en gol del francés por centímetros. Modric jugó el partido entero y acabó como una rosa. Físicamente está como si tuviera 25 años. Y su talento no tiene fecha de caducidad. ¡Renovación, ya!

Bota de Oro.- Ya sé que es un consuelo menor, pero si al menos el equipo de Ancelotti acaba la temporada coronando a Mbappé como Bota de Oro en su primer curso algo habremos conseguido. El Pichichi ya es suyo (le saca cuatro goles a Lewandowski y encima el polaco acaba la temporada en San Mamés). Y la Gold Bota la tiene a un solo gol para superar al sueco Gyökeres, a la espera de lo que haga Salah este lunes ante el Brighton y el próximo finde ante el Crystal Palace. En la despedida de Ancelotti en el Bernabéu ante la Real seguro que los compañeros buscarán al parisino para que consume un título individual que premie su crecimiento paulatino en su primer curso de blanco. Ya pasa de los 40 y eso profetiza años a lo Cristiano, con facturas con más de 50 goles...

El orgullo de Caparrós.- El entrenador utrerano es sevillismo puro, pero creció primero en la cantera madridista y eso se nota en su genética ganadora. Ha salvado a su Sevilla y hoy les hizo pelear como leones con sólo nueve en el campo. Chapeau por Joaquín, un tipo irable más allá de los banquillos. El Sevilla es él.

Aquel 7-3 al Eintracht.- El 18 de mayo es un día muy especial para los madridistas. En realidad, este mes lo es para todos los fieles a la religión blanca. Han sido tantas Copas de Europa (15 si mi memoria no me falla), que raro es el día en el que no es la efeméride de alguna de ellas. Pero esta es la más especial. La final de las finales. Glasgow. 1960. Más de 127.000 aficionados abarrotando las gradas de Hampden Park. 7-3 descomunal al Eintracht alemán. Cuatro goles de Puskas y tres de Di Stéfano. La mejor final de todos los tiempos. También el 18 de mayo me trae recuerdos imborrables. En 1994 se llevó el Barça de Cruyff una goleada imperial del Milan de Capello en la final de Atenas. 4-0 y a casa con una humillación brutal...

El arbitraje.- En el Pizjuán le pitó al Madrid Busquets Ferrer, con diferencia el mejor colegiado del fútbol español. Por desgracia, nos lo ponen ahora que la liga ya está perdida. El balear tiene personalidad, como ya demostró en el derbi del Metropolitano. Ojalá que la próxima temporada esté en los grandes días. El caso es que ahora sólo pienso en cómo acabar una temporada que pudo terminar a lo grande y acabó plof. Muy plof.

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