Opinión

Hay que ponerle cara al voleibol

Felipe Pascual, nuevo presidente de la Federación, afrontar el doble reto de obtener resultados deportivos internacionales y ganar visibilidad mediática para su deporte.

Felipe Pascual, presidente de la Real Federación Española de Voleibol, posa con dos balones, de voleibol y vóley playa, en la redacción de AS.
DANI SANCHEZ
Juan Gutiérrez
Subdirector de polideportivo. Ha desarrollado toda su carrera en AS desde 1991. Cubrió dos Juegos Olímpicos, siete Mundiales de ciclismo y uno de esquí, 12 veces el Tour y la Vuelta, seis el Giro… En 2007 fue nombrado jefe de Más Deporte, puesto que ocupó hasta 2017, cuando ascendió a subdirector en las áreas de Motor, Baloncesto y Más Deporte.
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El voleibol español tiene un enorme potencial, desconocido para el gran público, asentado en sus 125.821 licencias (en datos de 2023). Sólo otras cinco federaciones superan esa cifra, únicamente dos de ellas en deportes de equipo: el fútbol y el baloncesto. El dato impresiona aún más si lo reducimos al género femenino, con 87.669 licencias, lo que supone el 70% de su práctica. En términos totales, es la cuarta federación con más número de mujeres, en este caso también la tercera de equipo. Sin embargo, esta imponente base no tiene una equivalencia en éxitos deportivos, ni en visibilidad social. Y mucho menos si los comparamos con los resultados internacionales o con la proyección pública de otros deportes.

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Devolver al voleibol al lugar que le corresponde por adeptos es el gran desafío al que se enfrenta Felipe Pascual, el nuevo presidente de la RFEVB, que reconoce que su deporte “ha mirado en los últimos años más hacia dentro que hacia fuera” y no se ha sabido vender. El vóley necesita rostros reconocibles para el público, algo que no ocurre desde Rafa Pascual, que en el final de su carrera, con 37 años, remató con el oro en el Europeo de 2007, junto a otros valores como los hermanos Falasca, Moltó o De la Fuente. De aquella siembra se recogió poco. O nada. Las caras más mediáticas desde entonces han sido, quizá, las de Lili Fernández y Elsa Baquerizo en vóley playa. Ni siquiera Pablo Herrera, seis veces olímpico y plata en Atenas 2004 con Javier Bosma, ha llegado popularmente a los aficionados. Felipe afronta ahora ese doble reto. Uno, alcanzar resultados deportivos de calibre internacional, algo que tiene al alcance con la joven Selección femenina y con la pareja de playa que forman Tania Moreno y Daniela Álvarez, quintas en París 2024 y subcampeonas de Europa. Y dos, acercar esos nombres a la gente y ponerle rostro al voleibol.

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