Javier Sierra: “Misterio y avance intelectual están íntimamente ligados”
El autor español regresa con ‘El plan maestro’, una novela donde el lector verá el arte como un legado de conocimientos ocultos que han guiado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.
Javier Sierra, el único autor español en el top ten de más vendidos en Estados Unidos, regresa con
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Europa Press NewsEuropa Press via Getty Images
Al escribir sobre lugares, artefactos históricos, pinturas, ¿hay algún lugar, alguna pieza en particular, que le haya dejado una impresión más profunda, que considere que merece más atención?
Lo que he descubierto con los años es que el misterio está en todas partes. Solamente hay que desarrollar una mirada capaz de captarlo. Y esa mirada pasa por lo que contaba antes del asombro. Tienes que ser humilde y aceptar que no entiendes el universo en el que vives. Y cuando aceptas eso y preguntas y repreguntas por todo lo que hay a tu alrededor, es cuando encuentras el misterio y las ganas de despejarlo, de aprender. Obviamente, hay cosas que son muy llamativas y que a mí me han ocupado durante muchos años.
Yo viajaba y viajo con mucha frecuencia, por ejemplo, a Egipto, con los enigmas que rodean la construcción de las pirámides o de sus grandes templos. Pero también encuentras ese tipo de cosas en España. Está sin resolver cómo pudieron mover hace 4.500 o 5.000 años las grandes losas de los dólmenes de Antequera sin que existieran cuerdas, ni poleas, ni se conociera el hierro, ni ninguna mecánica para mover un peso de esas características. Y eso lo tenemos en la provincia de Málaga, como quien dice, al lado de casa, no hace falta irse a Egipto. Por eso digo que para encontrar misterios solo hay que abrir los ojos.
¿Hay algún escritor o autor que considere que es una gran influencia en su estilo de escritura?
Sin duda. Soy consecuencia de mis lecturas, por ejemplo, de Humberto Eco. En especial, cuando él publica en 1980 En nombre de la rosa, me deslumbra su capacidad de combinar la intriga de una novela policiaca con la erudición de un sabio que conoce la filosofía y la filología clásicas. A mí aquello me pareció una combinación perfecta porque, a través de una acción literaria, yo obtenía conocimiento, y, de alguna manera, influyó en la manera en la que yo escribo.
Y luego han intervenido muchos otros escritores a los que iro. Siempre me ha gustado mucho Julio Verne, desde niño, y su capacidad de plantear escenarios futuristas que te obliguen a reflexionar sobre tu papel en tu época. También me interesó mucho una autora norteamericana que se llama Catherine Deville. Es la autora de una novela que se llama El ocho, que mezcla acción contemporánea con la Revolución sa, y me enseñó que podía viajar en el tiempo a través de las páginas del libro. En fin, influencias son muchas. Un buen escritor tiene que ser siempre un ávido lector y me mantengo en esa disciplina lectora.
¿Podría compartir alguna anécdota interesante o sorprendente que haya descubierto mientras investigaba para este libro?
En mis frecuentes visitas al Prado hablaba mucho, y hablo mucho todavía hoy, con los vigilantes de sala del museo. Estos vigilantes, que son los que velan por que los turistas no dañemos las pinturas, me contaban que en una sala en particular del museo, la 56A, siempre tenían la sensación de sentirse observados. Observados incluso cuando la sala estaba vacía, como si algo desde los cuadros los mirase. Y haciendo la investigación de esa sala, donde están los cuadros de El Bosco, descubrí que este disfrazó, ocultó, un enorme ojo humano en la geometría de uno de los lagos del El jardín de las delicias. Es justo el ojo que aparece en la portada de mi libro. El Bosco introdujo ese ojo de Dios secreto en la pintura para que se percibiese no con los ojos de la razón, con la mirada racional, sino con los ojos del instinto. Todavía hoy, quinientos años más tarde, esa mirada funciona. Eso me produjo verdadero asombro.
Son pocos los escritores españoles que pueden vivir de esta profesión. ¿Qué les diría a aquellos que sueñan con convertirse en escritores? ¿Tiene algún consejo para ellos?
Hay dos cosas fundamentales para ser un buen escritor. Una es desarrollar una capacidad propia de mirar al mundo. Es decir, que sea tu mirada, no la mirada mediatizada por otros, sino la tuya propia, la que contemple el mundo. Y, acto seguido, desarrollar tu propia voz. No una voz a imitación de, sino tu propia voz. Cuando empiezas es lógico que quieras escribir como Pérez Reverte o como Javier Sierra. Y que quieras mirar el mundo como estos autores. Pero a medida que vas madurando y que te conviertes en narrador o narradora, necesitas desarrollar esas características propias. Eso es lo que te hará ser una buena figura literaria. Saber mirar y saber contar.
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