Tecnología
Ni jetpack ni M14: el soldado del futuro que imaginó Estados Unidos en 1959 era diferente al de nuestros días
El ejército de los Estados Unidos echó la vista hacia delante y propuso el equipamiento que llevaría el soldado del futuro.
Ben Sawicki, ese era el nombre del Sargento que en 1959 se vistió con el equipamiento que el ejército de Estados Unidos imaginó que llevaría el soldado del futuro. Un conjunto de tecnologías impropias de la época que 70 años después se ha demostrado estar bastante más lejos de la realidad.
¿En qué se equivocó Estados Unidos al imaginar al soldado del futuro?
Empecemos por la cabeza, el lugar donde se encuentran la mayoría de los aciertos. Rozando los años 60 daban importancia a las gafas de visión nocturna como elemento rompedor en las tropas de asalto cuando la noche caía. Ya en la Segunda Guerra Mundial se utilizaron miras de francotirador con los primeros pasos de esta tecnología, pero no fue hasta la Guerra de Vietnam cuando se instauraron en los soldados.
El casco del soldado tenía una forma más redondeada, moderna, y su diseño tenía en cuenta el uso de sistemas de comunicación personales. Hablaba por walkie-talkie, pero la semilla estaba ahí para los micrófonos modernos. La presencia de la máscara de gas fue un error que en su momento se adoptó por el temor a una guerra nuclear. Lo que los ejércitos actuales están adoptando son máscaras antibalas como estas. En China causan furor por su efectividad.
En cuanto al armamento, en aquellos tiempos no tenían en cuenta las evoluciones tecnológicas de nuestros días. No hay ningún sistema de radiofrecuencia contra drones ni sistemas electrónicos. El soldado del futuro en 1959 llevaba un rifle M14 experimental que aligeraba el peso del modelo básico, que tan solo diez años después comenzó a reemplazarse por el clásico M16, icono en la Guerra de Vietnam. Ni siquiera el calibre 5.56 mm estaba sobre la mesa por aquel entonces hasta que lo adoptó su sucesor. Actualmente se trabaja sobre sistemas que utilizan el calibre de 6.8 mm, que tiene como lema ser el más veloz del mercado.
La mayor metedura de pata de este soldado fue precisamente lo que le colocaron a la espalda. Estados Unidos siempre ha perseguido el sueño de llevar a los soldados a portar su propio sistema de propulsión personal, con el que superar obstáculos sin importar la distancia que les separa. Medios como Wired ya han informado que el Pentágono ha dicho adiós a ese sueño para buscar otra solución más viable. No, no veremos un jetpack en ningún soldado.
La obsesión por aumentar la supervivencia de la tropa en caso de desastre nuclear llevó al ejército a imaginar que los soldados llevarían guantes de plástico moldeado y botas de combate especiales. La realidad es que el soldado de hoy lleva unas botas tácticas que sirven para todos los terrenos y unos guantes ligeros con los nudillos protegidos por una capa fuerte.
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