Rahm sobrevive al barro en el PGA Championship
El vizcaíno se coloca bajo par (-1) en una jornada marcada por las calles embarradas de Quail Hollow. La PGA se niega a dejar colocar la bola.


La lluvia cayó a mares, el campo se empapó y la PGA de América tuvo que tomar una decisión. Optó por volver al redil de los grandes, en los que la consigna es que el campo se juega como está, y anunció que no permitiría marcar y levantar bola para limpiarla en el PGA Championship que arrancaba este jueves en Quail Hollow, a las afueras de Charlotte (EE UU), golpeada con fuerza por las últimas lluvias de la primavera en los días previos. Las calles embarradas y los greenes duros gracias al Subair, una combinación letal en un campo de cerca de 7.000 metros. Sobrevivieron a la bestia Jon Rahm, que cerró los primeros 18 hoyos en 70 golpes, -1, y David Puig, en el par con un 71 encomiable, tras pensar en la retirada el miércoles por los problemas de espalda que le atormentan. El otro español en el turno de mañana, Eugenio Chacarra, que parecía en condiciones de dar alguna sorpresa, lo pasó peor: 73 impactos para +2.
En su búsqueda de una identidad propia, de alejarse del sambenito del ‘cuarto grande’, en una lucha que no puede ganar porque no se puede ganar a magia a Augusta, ni a dureza al US Open, ni a historia al British, se diría que a veces la PGA de América da bandazos, y este caso es un ejemplo. Porque es tan debatible si jugar con barro es un contexto que perjudique a todos los golfistas por igual o un ‘sálvese quien pueda’ más aleatorio, como cierto que en 2016, en condiciones similares en Baltusrol, se permitió lo que ahora se rechaza categóricamente: “No planeamos permitir colocar bola esta semana. Las superficies de juego están en perfectas condiciones, secándose cada hora", rezaba el comunicado emitido. La primera parte se cumplió; la segunda, a medias.
Así que había que hilar fino y esperar que los dioses del golf le tuvieran a uno en sus oraciones. A Rahmbo le guiñaron el ojo por los nueve segundos, los nueve primeros para él, que salía desde el 10. Un par 5 largo que no aprovechó como comienzo de una vuelta en la que entre el driver y el putter le consiguieron la mayor parte de los 2,5 golpes ganados respecto al resto del field. Hay ramalazos, pero no termina de transmitir todavía la sensación de tener todo bajo control. Lo que nunca dejará de hacer es agarrarse al campo. Mientras se sucedían las imágenes de bolas descontroladas por el barro, como las que les costaron un doble bogey tanto a Xander Schauffele como a Scottie Scheffler en el 16, Rahm atravesaba el tramo del 9 al 18 sin bogeys, con birdies al 11 y al 15, bravo en la Green Mile, el ‘corredor de la muerte’ de Quail Hollow, del que salió intacto.
“One of the worst mud balls I’ve ever seen” - Andy North
— Premier Kicks and Collectibles (@premierkicks_2) May 17, 2024
Absolutely embarrassing @PGA is forcing these guys to hit these things… pic.twitter.com/mtxrLXjQ06
Sus caminos serían inescrutables del 1 al 6, en los que no hizo un solo par y se cargó con cuatro bogeys, combinados con tres birdies a lo largo de la segunda mitad. En las arenas movedizas que él conseguía librar se enredaban los grandes candidatos, como los citados Scheffler y Schauffele. El primero acabó con un -2 simplemente porque es Scottie Scheffler, la versión golfística de aquel “He visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto” con el que Bird biografió a Jordan; el segundo hizo 72 golpes (+1).
Tampoco ganaron al campo Sepp Straka (+2), que viene jugando muy bien al golf y ganando torneos regulares, ni Brooks Koepka, tres veces campeón, que se fue hasta (+4). Y el que habrá complicado más de una apuesta es el ‘cabeza de cartel’, Rory McIlroy, 74 golpes para un +3 que le deja a ocho del líder en la primera oleada, el sorprendente Ryan Gerard. Un jugador con apenas cuatro top-10 en 38 torneos jugados en el PGA que llevó el listón a -5 en un día con seis birdies y un eagle, imperial hasta que se deshizo en el fatídico trío final. En un campo que amenazaba por su longitud, a mediodía lideraban el 80º en la estadística de distancia desde el tee del circuito norteamericano, seguido de cerca por Luke Donald (-4) a sus 47 años. Cosas del golf... y de la PGA.
Puig lucha contra su espalda
Las dudas a las que le llevó su maltrecha espalda se convirtieron en certezas en el caso de Puig, que armó una tarjeta sólida con cuatro birdies, dos bogeys y un doble bogey al 18, en el que se le juntó una salida horrible con algo de mala fortuna. Sea lo que sea lo que le ha aliviado del dolor que arrastraba, funciona y sus opciones de jugar el fin de semana son buenas.
Más trabajo tendrá por delante de cara a esa meta el que más expectativas generaba de los españoles esta semana, un Chacarra al que quizá le pudieron las ganas. Él arrancó con dos hoyos truculentos y cubrió los cuatro primeros en +3. Se templó en los 14 siguientes, con tres birdies y dos bogeys, para un 73 final. Seguramente no es el resultado que había dibujado de antemano para su estreno profesional en un campo que trabajó mucho durante su etapa universitaria en Wake Forest.
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