Un año del ascenso del Depor, un año del día de Lucas Pérez
El 12 de mayo de 2024 el Deportivo volvía a Segunda tras cuatro años en Primera RFEF. Un gol del capitán al Barça Atlètic (1-0) certificaba el regreso en un Riazor abarrotado.
Tal día como hoy, de hace exactamente un año, el Deportivo vivía su última gran fiesta. Después de cuatro temporadas que parecieron cuatro siglos, el equipo coruñés regresaba al fútbol profesional tras imponerse en un Riazor hasta la bandera al Barça Atlètic (1-0), único rival que a esas alturas le discutía el ascenso directo. Después de una primera vuelta en la que el equipo de Imanol Idiakez acababa fuera del playoff, encendió las luces en una segunda en la que terminó invicto (15 triunfos y cuatro empates). Aquel 12 de mayo, en la jornada 36ª, el calvario de Primera RFEF pasó a una historia de la que en A Coruña no quiere volver oír hablar nunca más.
Como toda odisea, aquella ‘fuga’ del infierno necesitaba un héroe. El elegido no fue otro que el hijo pródigo que había bajado de Primera al barro para liderar al equipo de su alma: Lucas Pérez. Corría el minuto 57 cuando el colegiado pitó una falta al borde del área culé que llevaba sello y remite para el capitán. El de Monelos sacó un disparo seco y colocado con su zurda de oro al palo de Astralaga que terminó donde el destino lo tenía previsto: en el fondo de la red. De ahí hasta el final fiesta y sufrimiento, como el de un Germán Parreño que jugó los últimos minutos con un brazo roto tras una parada salvadora para aumentar la épica.
Fiesta en un Riazor con ambiente de Champions. Fiesta sobre el campo de la ‘piña’ blanquiazul que se había unido de la mano de Idiakez para hacer del vestuario una unidad de destino. Se cumple un año del ascenso del Depor. Un año del día de un Lucas Pérez hacía buena su promesa, aunque su sueño se iba a convertir en una pesadilla con la que nadie contaba unos meses más tarde. Su controvertida salida del club el pasado mes de enero recordó que no todos los cuentos tienen final feliz. Herida abierta en el corazón del deportivismo que poco a poco se ha ido cerrando, pero cuya cicatriz nunca podrá desaparecer del todo.
El ‘7’ blanquiazul, además del gol del ascenso, fue el espejo de la temporada del Deportivo. Cero goles hasta diciembre para cerrar la temporada con 12 tantos y 17 asistencias. Una milagrosa resurrección, como la de un equipo que sumó 29 puntos en la primera vuelta y 49 en la segunda. Un difícil camino en el que la paciencia de la secretaría técnica y los goles de Davo permitieron que Idiakez, que también tuvo que hacer las maletas en octubre, pudiese llevar a buen puerto al equipo.
Un año después de que Cuatro Caminos volviese a vibrar, Lucas está en el PSV pasándolo mal por una tuberculosis de la que ya está recuperado. Idiakez también está en su casa, relevado por un Óscar Gilsanz cuya renovación se ha convertido en el culebrón de este final de temporada. Pero también hay muchos jugadores que este lunes siguen entrenándose en Abegondo de blanquiazul porque a diferencia de otros ascensos y equipos, el bloque que sacó al Depor del infierno continúa en A Coruña.
Así, de la piña del ascenso se quedaron en el club nada menos que 20 futbolistas, aunque no todos en A Coruña. Lucas salió en enero, mientras que Davo, Alcaina, Iano Simao, Eric Puerto, Pablo Muñoz, Ochoa y Rubén López han hecho las maletas de manera temporal en forma de cesión. Por el contrario, completarán esta temporada en Segunda Germán Parreño, Ximo, Pablo Vázquez, Pablo Martínez, Barcia, Villares, José Ángel, Hugo Rama, Yeremay, David Mella, Barbero y Jaime. El tiempo pasa pero, a veces, no tanto.
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