Kochorashvili siente la camiseta
El georgiano habla por primera vez desde su traspaso al Sporting de Portugal en una jornada organizada por el Levante y Ribera Salud.
Sentir la camiseta. Es el título de la la campaña sobre deporte y salud metal organizada entre el Levante y Ribera Salud con Giorgi Kochorashvili como invitado estrella, junto al psicólogo deportivo Marc Bolufer, el traumatólogo Joel Gambín, del hospital Ribera IMSKE y del equipo médico del Levante, y varios deportistas profesionales como Anna Torrodà, jugadora del Levante, Javi Bueno, del Rugby Valencia, y el extenista Pablo Andújar. El nombre de la jornada no podía encajar mejor con la realidad que vive el georgiano, que habla por primera vez en público desde su traspaso al Sporting de Portugal.
Con ocho paradas por delante en el tren que le lleva a Lisboa, el compromiso de Kocho está fuera de toda duda. “La realidad es que Kocho ha hecho lo que hace siempre, ser un gran profesional y un muy buen jugador. Se había puesto el foco sobre él por la situación. Tiene muchas ganas de ayudar hasta el final, no tenía ni media duda de lo que iba a hacer hoy. Si hubiera tenido un poco de duda, no juega”, explicaba Julián Calero tras la victoria frente al Racing de Ferrol.
Las estadísticas de Opta muestran que el internacional georgiano es de los que no se esconde ni se borra. Fue el jugador que más remató (2), junto a Pablo Martínez y Morales. También el que más pases completó, 38 de 34, con un 88,4% de acierto; y el que más intervino en el encuentro (59), tan solo por detrás de Dela (63). Además de ganar tres duelos aéreos.
Durante la jornada, Kocho hizo hincapié en la importancia del aspecto mental para alcanzar su mejor nivel en el deporte de élite. “Tienes que empezar a trabajar con un psicólogo no solo cuando estás mal. Estás moviéndote a una altura en la que no tienes que olvidar tus raíces”, comentaba Kocho, que comenzó a trabajar entre 2020 y 2021, coincidiendo con la pandemia y después de su debut en Primera División con el Levante.
“Con 18 años salí de mi país y sentía que mis padres estaban esperando a mi éxito. Ellos me ayudaron muchísimo a salir hacia adelante, pero recibía una mochila de presión, me afectaba decepcionarlos”, cuenta. Con su psicóloga llegó a un acuerdo de no hablar de fútbol con ellos, “cuando llegaba solo hablaba de la vida cotidiana, eso me ayudó a liberarme”.
Kocho “quería disfrutar en el campo como cuando era un niño” para sacar todo lo que tenía. Hubo un momento en el que prefería no jugar y estar en el banquillo, incluso le afectaba en el ámbito de las lesiones. “Ahora prefiero jugar todos los partidos y los minutos, sin miedo a fallar”, sentencia.
Desde que entendió y arregló lo que sucedía en el interior de su cabeza, ha llegado al punto álgido de su carrera, brillando con luz propia en la Eurocopa y dando continuidad a su crecimiento esta temporada con el Levante, pese a que todavía le quedan muchos capítulos por escribir en el particular libro de su vida. El próximo, en Lisboa, dando un salto de gigante a un equipo Champions después de darlo todo por el Levante para tratar remar en pro del sueño del ascenso. Kocho es de los que siente la camiseta.
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