Un emocionado Imanol desvela las últimas palabras de su madre que marcaron su vida
El entrenador de la Real comparte el último consejo de su ‘ama’ para explicar su forma de encarar el día a día tanto en lo personal como en lo profesional: “No dejes de luchar y no dejes de sonreír”.


El de Anoeta de esta pasada jornada 37 no fue sólo el partido entre la Real Sociedad y el Girona, que también lo fue, pero convertido en lo deportivo en un mero trámite. Lo que se vivió en el feudo txuri-urdin fue el día de Imanol Alguacil. Si existía alguna duda de que algún pito por la mala temporada del equipo pudiera eclipsar el homenaje al técnico oriotarra, pronto quedó disipada.
Ya en el recibimiento del autobús de la Real a su llegada al estadio se escucharon voces coreando el nombre de Imanol. Pero la demostración más clara de que pasara lo que pasara en el terreno de juego el foco iba a estar puesto en el banquillo local quedó evidente poco antes de las 19 horas, con la salida al campo de las dos escuadras. Las gradas de Anoeta se convirtieron en un mosaico enorme en el que se podía leer la palabra ‘Imanol’ en un lado; en otro, la silueta de la Copa del Rey conquistada en 2021 frente al Athletic; y en uno de los córners, la frase eskerrik asko (muchas gracias). Luego llegó el momento en el que el presidente, Jokin Aperribay, le impuso la insignia de oro y brillantes del club.
En el transcurso del encuentro el nombre del entrenador de la Real Sociedad fue coreado en numerosas ocasiones, y además los tres goles marcados por los txuri-urdin tuvieron un protagonista claro en el banquillo. Pablo Marín, Mikel Oyarzabal y Arkaitz Mariezkurrena corrieron a abrazarse con su míster después de batir la portería del Girona. Tras el pitido final, Imanol fue manteado por su plantilla en la medular, y recorrió el estadio para aplaudir a los aficionados de las gradas que no paraban de ovacionarle. La ‘parada’ final antes de encararse ya hacia vestuarios estuvo en la Grada Aitor Zabaleta, a donde se acercaron el propio técnico guipuzcoano y su segundo, Mikel Labaka. Además de recibir un mensaje de reconocimiento les entregaron dos txapelas con dedicatoria.
Aún había tiempo para más. La rueda de prensa post partido estuvo cargada de emotividad. Expresó lo que había sentido en su último día en Anoeta, sus mejores momentos en la Real, y se abrió en canal recordando el último consejo de su madre de forma emocionante: “Cuando tenía 14 años... mi madre con un tumor terminal... con siete hijos y tomando la quimio de hace 40 años que era brutal. Iba a Pamplona y venía, no se podía poner en pie... La última semana, cuando yo inconsciente con 14 años no sabía que me estaban llevando a Pamplona a despedirme de mi madre, cuando nos quedamos a solas, yo tengo un recuerdo. Y lo único que me dijo mi madre es: ‘no dejes de luchar y no dejes de sonreír’. Y es lo que he intentado hacer toda mi vida”, e insistió en que “esa fuerza me la dio desde aquel día mi madre. Yo no era consciente de que mi ama se estaba despidiendo de mí, fue después con el tiempo”.
Imanol se despidió de la sala de prensa entre aplausos e insistiendo que su decisión no fue fruto de un “calentón”, sino algo meditado y porque “he dejado de ganar”, eso sí, con “mis ganas y mi pasión como me dijo mi ama de sonreír y de pelear todos los días para que la Real se mantenga arriba”.
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