Mucha artillería, poca retaguardia
El Madrid ha marcado 33 goles en los últimos diez partidos, mejor marca desde marzo de 2018..., pero ha encajado 15. Un equipo con dos caras.
Rifles de caza, escudos de latón. Es la nueva realidad de un Real Madrid con dos caras. Con colmillos afilados con talento y una retaguardia ahogada con dudas. Las dos últimas noches, el ejemplo supremo. Un bochorno (el Clásico de Yeda) y un susto mayúsculo (el Celta en Copa). Siete goles a favor, otros siete en contra (2-5 y 5-2). Preocupante lo segundo. Para Ancelotti, la llave del renacimiento tras el patinazo supercopero. Pero esperanzador lo primero. A ello, y a fortificar la zaga, se aferra Carletto para ver la parte buena del vaso. En los últimos diez partidos, dos o más goles y 33 en total: 3,3 por duelo. La mejor racha desde marzo de 2018. Desde la última temporada de Cristiano. Palabras mayores.
Hasta cinco jugadores han participado, entre goles y asistencias, en 10 o más tantos a estas alturas: Vinicius (15 goles y 9 asistencias; 24 en total), Mbappé (16 y 4; 20), Bellingham (9 y 7; 16), Rodrygo (8 y 4; 12) y Valverde (8 y 3; 11). Una ecuación que cuenta también con Brahim (2 y 5; 7). Y con dos futbolistas con más cifras que minutos: Endrick (4 goles) y Güler (2 tantos y 5 asistencias).
Dinámica con muchos protagonistas, pero con una voz cantante. En San Mamés, el último día con ‘sólo’ un gol blanco (2-1 para el Athletic), Mbappé hizo propósito de enmienda. Falló un penalti incluso, reflejo de su falta de confianza. Desde entonces, seis goles y dos asistencias y una versión alcista. En rendimiento y liderazgo. Ahora es el asta más afilada. Por encima incluso de un Vinicius menor desde que fue condecorado como The Best. Un tramo que también ha visto cómo ‘renacían’ Bellingham y Rodrygo, con cinco tantos y dos asistencias en ese ime. O el citado Endrick con su doblete salvador al Celta. La pólvora es el brote verde en el desierto.
Aguas en defensa
Así, mientras el ataque blanco ha hecho acopio de pólvora, la defensa, muy mermada por las lesiones, hace aguas. Dos goles recibidos del Celta, cinco del Barça, otros dos del Sevilla en el último partido de 2024... Una zaga capaz de lo mejor y de lo peor. Desde la derrota (0-4) en el Clásico liguero, la retaguardia blanca no tiene término medio: o mantiene la portería a cero o los goles llegan, por lo menos, a pares. En los 16 partidos después de aquella goleada, el Madrid ha mantenido la portería a cero en siete encuentros, en ocho ha recibido dos goles o más y sólo en uno, el del Valencia, encajó una única diana.
En los últimos diez partidos, el Madrid ha encajado 15 goles, una media de un tanto y medio por encuentro. El saldo global de la temporada tampoco es muy halagüeño: 37 goles recibidos en 31 partidos, a razón de 1,19 tantos por encuentro, el peor promedio del Madrid en las últimas seis temporadas. De hecho, en cuatro de las cinco anteriores a esta, encajó menos de un gol por partido. Otro dato que evidencia la vulnerabilidad de la defensa madridista: en 31 partidos de este curso, lleva 37 goles en contra, sólo 13 menos que los 50 que recibió en los 55 encuentros de toda la temporada pasada.
Un rendimiento que plasma las dificultades que está atravesando la defensa blanca, frágil y escasa de efectivos, en lo que va de temporada. Ancelotti ha perdido a dos de sus zagueros indiscutibles, Carvajal y Militao. Durante semanas, Tchouameni –muy señalado tras la Supercopa– ha pasado de recurso de emergencia como central a fijo como pareja de Rüdiger. En el peor momento, en Anfield, Carletto llegó a tener que tirar de Valverde como lateral derecho y como central titular del canterano Asencio, que jugaba su tercer partido con el primer equipo.
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