Manolo y Gerard, reunidos con luz y taquígrafos: 240 testigos
La suspensión del Villarreal-Espanyol por alerta roja metereológica dejó imágenes curiosas. Como esta distendida conversación, la camiseta que Parejo regaló al entrenador o el saludo a la afición perica.


Más allá de lo inexplicable de que un partido se aplace a la hora de su saque inicial (las nueve de la noche) cuando la alerta roja de AEMET se había producido a las 15:42, de cábalas sobre su nuevo emplazamiento (probablemente, el 2 de abril) o sobre la situación clasificatoria con respecto a la zona de descenso, la suspensión del Villarreal-Espanyol de este lunes deparó algunas imágenes curiosas.
La más llamativa fue sin duda la del reencuentro entre Manolo González, ahora entrenador perico, y Gerard Moreno, símbolo ‘groguet’, que igualmente no podía jugar por lesión. Hace tres lustros que sus caminos se separaron, tras compartir cerca de tres temporadas con el juvenil del Badalona, pero el delantero siempre consideró al preparador uno de sus principales mentores en el fútbol.
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— RCD Espanyol de Barcelona (@RCDEspanyol) March 3, 2025
La reunión sobre el césped de La Cerámica no pudo contar con más testigos, ya que la siguieron de cerca los 240 seguidores pericos que se habían trasladado al estadio del Villarreal y a quienes se dirigieron el propio Manolo, todos los jugadores (titulares y suplentes, sin distinción) y el director deportivo, Fran Garagarza, una vez oficializada la suspensión, para agradecerles su esfuerzo, que será debidamente compensado.
Encargado de representar al club ante los medios de comunicación en la zona mixta, Garagarza también había participado de otra cumbre improvisada sobre el terreno de juego, junto a Manolo y Fernando Roig, presidente del Submarino, en la que se vivió otra anécdota, puesto que Dani Parejo entregó su camiseta al entrenador del Espanyol. A unos metros, el futbolista perico cedido por el Villarreal Carlos Romero departía, aún vestido de corto como si estuviera jugando.

Hasta bien sobrepasadas las diez de la noche no había abandonado La Cerámica el autocar con la expedición del Espanyol, en un regreso hacia Barcelona que se demoró porque no había llegado todavía la cena encargada inicialmente para después del partido. Lo importante, tanto en el caso del equipo como de sus 240 seguidores, es que el regreso fuera plácido.
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