Etienne Etoo: “Cuando me levanto doy gracias a Dios y a Iñigo”
El delantero es el pichichi del Rayo B y del Grupo 7 de Tercera RFEF con 21 goles. Etienne es mucho más que el hijo de Samuel Etoo. Las bajas le abren las puertas del Bernabéu.


Su sonrisa delata su ilusión. Su altura (1,90 metros) y porte, su demarcación. Su madurez, la importancia de la familia. Etienne Etoo (Palma de Mallorca, 18 de agosto de 2002) está preparado para seguir creciendo, con las indicaciones de Iñigo Pérez y su trabajo. Eso es innegociable y eso le ha llevado hasta el Bernabéu. La última vez que lo pisó fue para ver al Rayo desde la grada. Este domingo pisará el césped y comprobará en primera persona, que los sueños a veces se cumplen. “Si marcas, me lo dedicas”, le grita Pathé Ciss, mientras posa para AS. Todos quieren verle triunfar. El vestuario, el míster y una afición que está como loca con él. Se le caen los goles de los bolsillos con el filial y ha derribado las puertas del primer equipo. Etienne ha conseguido poner el foco en él, más allá de un apellido que luce con orgullo. El orgullo del gol. El orgullo de Vallecas.
—Lleva 21 goles en 23 partidos, entre ellos un hat-trick y seis dobletes, con el filial, ¿cuál es el secreto?
—Mucho trabajo y estar feliz en lo profesional y lo personal. Mi familia está a tope conmigo, vive el sueño a través de mí, y siento la confianza del míster, que quiere que mejore.
—¿Tiene algún ritual?
—El mismo día del partido, por la mañana, me gusta leer libros de autoayuda. Ha repercutido de manera positiva y por eso lo sigo haciendo.
—De todos sus goles, ¿con cuál se queda?
—El que marqué con el primer equipo en Copa fue muy especial. Ese al Villamuriel lo he visto muchas veces, pero el fútbol no tiene memoria. Al día siguiente ya teníamos otra vez entrenamiento aquí, con Iñigo apretándote y exigiéndote. Soy ambicioso y tengo ganas de demostrar lo que puedo dar.
—¿Se imaginaba esto cuando llegó al Rayo en verano?
—Me lo tomé como la oportunidad de mi vida porque sabía que empezaría la pretemporada con el primer equipo. En Mallorca no tuve casi verano. Me preparé mucho a nivel físico para que Iñigo viera que estaba a la altura.
—¿Cómo fue su fichaje?
—El año pasado hice una buena campaña con el CUC Villalba. Al final, el Rayo ya nos llamó, pero me quería centrar en mis estudios y aprobar los exámenes de istración y Dirección de Empresas. Una vez que zanjé eso, vimos las opciones que había. Cuando un equipo como el Rayo te llama es difícil decirle que no.
—Hábleme de Iñigo Pérez.
—Que un entrenador tan joven esté en Primera habla del nivel que tiene. Siente el fútbol y la enseñanza como vocación. Lo vive. Lo disfruta. Es tan de carne y hueso, tan empático… que te dan ganas de morir por él en el campo. Cada día que me levanto le doy gracias a Dios y a Iñigo también porque tiene mucha importancia en mi desarrollo.
“¿Mi padre? La que es cañera es mi madre...”
Consejos
—¿Qué vestuario encontró?
—Me han acogido muy bien. Soy muy bromista y de los más jóvenes, así que soy de los que más recibe (risas). Siento su apoyo y que tienen las mismas ganas o más que yo de que todo me vaya bien. En este gremio es difícil encontrar un grupo como este, sin envidias, solo positividad y amistad. El primer día me ayudó mucho RdT. Me dijo que le recordaba a él cuando era joven y que iba a estar ahí para mí. Eso te dice el tipo de persona que es. Con Nteka me río un montón y Camello es un personaje…
—Debutó en Liga (Villarreal) y dijo: “Todo cobró sentido”.
—Se pasa mal. La gente desconoce la dificultad que tiene ser futbolista, porque luego la recompensa es muy positiva. El camino es muy duro, he tenido que ir a muchos sitios en los que no me ha ido bien. A veces por cosas que no dependían de mí y otras, porque yo no he estado a la altura. Cuando lo acepté, trabajé para revertirlo. Han sido muchos trayectos con mi madre, Marián, a campos que no sé ni dónde estaban. Cuando debutas en Primera, todo el esfuerzo cobra sentido.
—¿Cuándo supo que quería ser futbolista?
—Mi padre, Samuel, era futbolista y eso, de alguna manera, te condiciona desde pequeño porque es lo que tienes en casa. Pronto lo tuve claro.
—¿Quién era su ídolo de niño?
—Mi padre. No he sido de poster de otros, no vaya a ser que me echara la bronca (risas). Dentro del campo me siento muy reflejado en él, porque él también era un luchador, una persona con hambre… Yo intento demostrarlo a mi manera.
—¿Pesa el apellido Etoo?
—De pequeño se te hace más raro y la gente te exige más de una manera inconsciente. Es complicado. Soy hijo de un futbolista que se salía de lo normal. Uno de los más grandes en su posición. De pequeño es difícil porque no eres maduro, pero con la ayuda de mi madre y mis abuelos lo he naturalizado. Hoy en día no pienso en si soy hijo de, simplemente me enorgullezco de ello.

—A base de goles se ha reivindicado como Etienne.
—Puede ser, pero queda mucho por hacer y por demostrar. Estamos al principio del camino y ojalá pueda durar muchos años.
—¿Es su padre muy cañero? El de Pathé Ciss aún le llama para corregirle...
—Mi padre, a nivel técnico, no se mete mucho. Incide más en lo mental. Últimamente me ha dicho que está viendo una mejoría, que me está viendo preparado para dar ese salto. Insiste en que tengo que escuchar todo lo que el entrenador me diga, que me tengo que empapar de mis compañeros… La que se mete más en lo futbolístico suele ser mi madre y, encima, sus conocimientos son menores (risas). Es más cañera y empieza: ‘¿Por qué no has llegado a ese balón?’, ‘¿Por qué le has protestado al árbitro?’…
—¿Va ella a Vallecas?
—Bastante. Ha ido a todos los partidos menos al que debuté (risas). Cosas de la vida. Ese día les dije que no vinieran a ver si por casualidad debutaba...
—¿Cómo gestiona el salto? Iñigo insistió en que había que ayudarle en ese proceso...
—Iñigo me protege. Ser futbolista no me debe cambiar cómo soy. Quién es mi padre ha hecho que, por suerte o por desgracia, siempre haya estado en el foco. Siempre he soñado con esto y no voy a dejarlo escapar.
—¿Nota la ilusión de la gente?
—Sí, me he sentido querido desde el minuto uno. Les estoy agradecido a todos. Ojalá pueda cumplir mi sueño y el suyo.
“Siempre he soñado con esto y no quiero dejarlo escapar”
Oportunidad
—Las bajas le abren las puertas del Bernabéu...
—Es especial. Siempre he soñado con jugar en campos así y Vallecas no se queda corto en cuanto a presión y a cómo aprieta la afición. Si Iñigo me saca, solo pienso en jugar bien, ayudar al equipo y seguir mejorando para convertirme en una mejor versión de mí mismo.
—¿Puede el Rayo poner en problemas al Madrid?
—Sí, hemos demostrado que le podemos mirar a los ojos a cualquier rival. Si el Rayo está ahí en la clasificación es porque se lo ha ganado. Y quien salga estará preparado para sacar algo positivo en el Bernabéu.
—Si le doy un cheque en blanco, ¿a quién ficharía de ellos?
—A nadie. Me quedo con mis compañeros...
—¿En serio?
—Son todos buenísimos, pero Mbappé está a un nivel increíble y es bonito verle. Es francés, aunque su padre es camerunés. Por eso es tan bueno (risas).
—El último Real Madrid-Rayo (0-0) lo vio en el Bernabéu...
—Estaba tomando algo con mis amigos por el centro y me dijeron: ‘¿Pillamos entradas?’. Aquel lo vi desde la grada y ahora puedo ir convocado. Ostras. Te rompe un poco la cabeza. ¿Cómo te puede cambiar tanto la vida?
—¿Un deseo?
—Que el filial ascienda y así poder abrir la puerta a otros compañeros. En lo personal, no me pongo límites, mientras trabaje con humildad y los pies en el suelo. Ojalá poder jugar en Vallecas muchos años y llegar a ser como Michu, Leo Baptistao, De Tomás… Históricos.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando. Si estás interesado en licenciar este contenido, pincha aquí.
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos