‘De Marcos te queremos’

Todo estaba decidido en San Mamés, aquí, donde arrancó la Liga a mediados de agosto y se pone su broche ya cerca del final de mayo. Pero faltaba un par de detalles, primero hacer el pasillo al Barça como campeón de Liga, un tributo que San Mamés ha rendido acompañado por una pitada histórica, de esas que solía escuchar Iniesta a partir de una acción que protagonizó con Amorebieta en la prehistoria. También se ha silbado el grito desde el sector visitante de Nico es culer, Nico es culer, lo lo lo lo. Y el cachondeo surgió con el Y Negreira qué. Eso sí, a Pedri se le aplaudió al retirarse, aquí se valora a los buenos futbolistas y también a las grandes personas.

Y luego, continuando con la pasarela, se rindieron honores a Óscar de Marcos en el día de su despedida del fútbol haciéndolo además como titular. Los aficionados se han puesto en pie para saludar con un mosaico rojiblanco la salida en solitario del Athletic encabezado por el lateral y todos sus compañeros vistiendo la camiseta rojiblanca con su nombre y su dorsal, el 18. Ha ido caminando al medio campo con sus tres hijos, agradeciendo la calurosísima ovación de su fiel hinchada. En la tribuna Este se desplegó una gran pancarta en la que se podía leer ‘Mila esker De Marcos. Maite zaitugu’ (Muchas gracias De Marcos, te queremos). También figuraba ‘Good at football, good at life’ (Bueno en el fútbol, bueno en la vida).

En diferentes momentos del partido, las 50.231 almas que poblaban el estadio han lanzado un coro con Oscar de Maaarcos, lo lo lolo”. El minuto 18, el número del defensa, ha dado paso a una gran ovación y de nuevo el cántico con su propietario. Tras un sinfín de fotos, ha llegado tarde al sorteo de campos, pero González Fuertes le ha trasladado con gestos que no pasaba nada. A sus 36 años, el defensa ha puesto el broche de oro a una carrera ejemplar de 16 temporadas vistiendo la camiseta rojiblanca y un total de 573 partidos, 472 de ellos como titular. Una trayectoria que a nivel estadístico solo supera el mayor mito del Athletic, José Ángel Iribar (614). De Marcos, además, cuelga las botas con las Supercopas de 2015 y 2021 y la Copa del Rey de 2024.

Uno de los momentos culminantes ha tenido lugar en el minuto 89, cuando ha dejado su sitio a Lekue. Ha entregado el brazalete de capitán a Iñaki Williams, en un acto cargado de simbolismo. Fue abrazando a sus compañeros y Flick se dirigió a él en la banda para hacer lo propio.

Esta ceremonia eclipsó el juego, el resultado. A la conclusión del choque contra el Barça siguieron los actos por la leyenda de Laguardia. González Fuertes también lo deja y le dieron las gracias algunos jugadores, principalmente Iñaki Williams, pero la grada le dedicó la última pitada. Cuando ya estaba el campo vacío y en solitario le homenajearon sus compañeros, amigos y familiares, con unas imágenes en el videomarcador y la música de Sabina.

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Óscar recibió su camiseta enmarcada. “Hace 16 años jugué mi primer partido en el viejo San Mamés y ahora, todo ese tiempo después, juego el último en el nuevo. Quiero dar las gracias a todas las personas que han estado en este camino. El Athletic sigue, la temporada próxima estaré en la grada como uno más”, lanzó escuetamente micrófono en mano. Acabó manteado, como marca la tradición, y dando la vuelta de honor. En la zona de a Harmaila le regalaron un ramo de flores, una txapela y otro cuadro con otra camiseta. En la fachada del estadio se proyectó un De Marcos, eskerrik asko (Muchas gracias De Marcos).

No acabó todo ahí, qué va. González Fuertes entregó al defensa una camiseta firmada por el colectivo arbitral, al que representaba, por la actitud mostrada y sus valores y principios durante su carrera deportiva, sí como una carta del presidente del Comité Técnico de Árbitros agradeciendo el respeto a los colegiados durante estos 16 años. “El Athletic sigue. La temporada que viene yo estaré en la grada como uno más, como todos vosotros y estoy seguro que alguien de los que está en la grada estará aquí en el campo representándonos a todos”. Paradigma de lo que debe ser un futbolista de élite hasta el último minuto. Adiós de un tipo sencillo, humilde. Un ejemplo para todos.