Arbeloa viene con cambios
AS mete el bisturí al nuevo técnico del Castilla. A su paso por el Juvenil A y a su libreto táctico. “Entraba en los rondos y era el más intenso”, explican.


El “más, más, más” es parte de su banda sonora. Lo era en los partidos del Juvenil A, lo será en los del Castilla. Por el grito perenne de Álvaro Arbeloa, el nuevo timonel del filial blanco. El heredero de Raúl. Dos “leyendas”, en palabras del propio club en sus comunicados. Dos técnicos que ejemplifican una transición. Que llega en nombre, pero también en forma. Dos entrenadores cañeros, intensos, pero distintos. Y AS mete el bisturí a Arbeloa. Del Siete al Espartano.
Como entrante, lo tangible. Los resultados. Sus cinco títulos en los banquillos de La Fábrica. Comenzó con una liga en el Infantil A en la 2020-21 y en la 2021-22 no logró festejar con el Cadete A, pero su ascenso al Juvenil fue su big bang. En la 2022-23, Triplete. Liga, Copa y Copa de Campeones. Una apisonadora a la que solo el AZ, en la Youth, logró dejar en la cuneta. Una temporada dorada, con una generación dorada: Nico Paz, Gonzalo, Jacobo Ramón, Manuel Ángel, Palacios, Obrador...
Después llegaría en una 2023-24 donde todas las paladas terminaron antes de la orilla. La liga se peleó hasta el final, pero terminó en la vitrina del Atleti. En la Youth fue el Milan, en una tanda de penaltis fatídica en cuartos. Y en Copa, tras un asedio al Espanyol, un fallo propio sobre la bocina fue condena. Pero la actual, tras un inicio complicado, hubo broche. No dorado, porque la Copa de Campeones voló en el 95’ ante el Valencia. Pero el repóker llegó con una liga que parecía perdida y acabó sentenciada con un gol de Liberto tras taconazo de Enzo Alves ante el Atleti.
Su estilo
Han sido, en estadísticas recogidas por FabricaMadrid, 130 partidos, con 101 victorias, 13 empates y 16 derrotas. Con 356 goles a favor y 90 en contra. Un 77,7% de triunfos, catapultados por esos 2,7 tantos por duelo y 0,7 recibidos. Una ensalada de datos que reflejan el fútbol de Arbeloa. Intenso, con querencia por la posesión, todo sustentado en la presión alta y el dominio territorial.
“Insistía mucho, mucho, en robar el balón lo más arriba posible para estar ya cerca del área rival y tener que correr menos metros para recuperar y para atacar. Insistía en estar ya ahí para morder”, explica un buen conocedor de sus métodos. Una especia de geggenpressing, a lo Klopp. Y con un foco importante en el desarrollo del talento. A través de la colocación de las joyas más diferenciales en situaciones de ventaja para desequilibrar con su brillo.
Un libreto táctico donde el 4-4-2 y el 4-3-3 han ido permutando, dependientes del estilo de sus jugadores. Aunque siempre muy móviles, con mucha querencia por el juego de banda. Con una fuerte apuesta por exprimir a laterales de largo recorrido, acompañados de extremos, en muchos casos, a pierna cambiada. Con más orientación hacia el interior y el gol que hacia el centro.
Más laterales que arietes
Véase el tándem Fortea-Diego Aguado, laterales (derecho e izquierdo) con colmillos en su último Juvenil. Y Dani Yáñez por delante, un maestro del regate con un cuchillo en la zurda cuando parte desde la derecha. Sin tanto énfasis por el ariete puro. De hecho, Jaime Barroso, su último pichichi y killer, ha logrado sus 18 zarpazos en apenas 21 titularidades (11 suplencias) y 1.892 minutos.
Bajo su ala se ganó Gonzalo su apodo de Golzalo (marcó 33 tantos en la 2022-23), pero arrancando casi siempre desde la izquierda, con César Palacios, centrocampista, como falso nueve. Algo que repitió el curso pasado con Hugo de Llanos, un box to box convertido en delantero, e Iker Bravo ocupando el carril del 11. Una tónica que veremos si repite en el Castilla, cuando todas las piezas con ofertas de Primera (Gonzalo y Víctor Muñoz, principalmente) diriman su futuro.
Ruptura de líneas
Y en la sala de máquinas, Arbeloa da mucho valor a la colocación de los peones en el tablero. Que los mediocentros abarquen mucho espacio, sin estar demasiado juntos, para que la conexión de pases entre ellos ya permitan romper líneas directamente. “Todo enfocado en ser vertical, para que a la hora de llegar el esférico al receptor se pudiera acelerar la jugada y llegar a la ocasión de gol lo más rápido posible”, añade otra fuente consultada.
Y en el día a día...
Todo eso, sobre el terreno de juego. Mientras que en el día a día se trata de un técnico intenso y carismático. Con una aportación encomiable de Juli Carmona, su inseparable segundo. “Arbeloa entraba en los rondos y en los partidillos... ¡y era el más intenso!“, exclama un expupilo. ”Te contagiaba y eso te hacía meterle todavía caña al entreno", completa.
Quienes mejor le conocen, hablan del nuevo timonel castillista como un buen gestor, que sabe cuándo ser cercano y cuándo torcer el gesto. Que se apoya mucho en Carmona para hacer vestuario. Una personalidad que le ha llevado hasta el Castilla... y que le hizo ser candidato, incluso, a la interinidad del Mundial de Clubes. No obstante, el verdadero examen empieza ahora. El Método Arbeloa, en su kilómetro cero.
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