Un campeón en peligro

Goliat volvió a ser David. Botafogo, que vivió un 2024 histórico ganando su primera Copa Libertadores y su tercer Brasileirão, atraviesa un 2025 caótico. Aquel equipo que, por momentos, se convirtió en el gigante a batir en América, ahora ha vuelto a ser una de las cenicientas. Toda la estructura consolidada hace unos meses se han convertido en añicos. El peso de la cima y de gloria ha resultado ser muy difícil de sostener. La corona ha dejado de brillar.

Un mal momento que comenzó en el Carioca, cuando finalizó noveno y quedó sin opciones de clasificar a la fase final por el título. El drama de la Recopa Sudamericana, donde cayó con estrepito ante Racing, fue la confirmación de que se avecinaban tormentas. El inicio de la Copa Libertadores y del Brasileirão, que tanto éxito habían dado hace no mucho, apenas han servido para arrojar esperanza. Al contrario, han encendido aún más las alarmas.

En la Liga brasileña solo suma una victoria -en la segunda jornada- en los cinco encuentros disputados. Se ubica en la decimoquinta posición con cinco unidades, las mismas que Atlético Mineiro, que ahora mismo descendería. Solo la diferencia de goles le salva de caer a ese abismo. Y en la competición continental, tercero del grupo Apor detrás de Universidad de Chile y Estudiantes. Dos equipos contra los que ha perdido. Ahora mismo jugaría el playoff de la Sudamericana.

Adiós a la columna vertebral

Las expectativas para este año eran muy opuestas. El cuadro de Río de Janeiro ha perdido a sus tres piezas clave. A finales del año pasado, Artur Jorge, el arquitecto capaz de gestar esta historia, dijo adiós. Puso fin a su etapa en banquillo para probar una nueva experiencia en el fútbol asiático. En este primer tercio ya han pasado por ese banquillo tres entrenadores: Carlos Leiria, Cláudio Caçapa y Renato Paiva.

En la plantilla, se fueron los dos jugadores más importantes y trascendentes. Thiago Almada y Luiz Henrique hicieron las maletas por el Océano Atlántico para desembarcar en Europa. El argentino aterrizó en el Olympique Lyon, mientras que el brasileño lo hizo en el Zenit. En total, cerca de las 20 salidas del plantel campeón, unido a que los nuevos refuerzos no han tenido el protagonismo esperado. Sin juego, resultados ni esquema, las urgencias apremian. El campeón, en apuros.

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