De vender camisetas del PSG a retarles por un título

Pocas competiciones guardan como un tesoro las historias que se mezclan en la Copa de Francia, un torneo único, que se disputa en cuatro continentes, inédito en Europa, y que supone un estímulo para los clubes pequeños, los que siempre están a la sombra de los gigantes y que desafían a quemarropa al antiguo régimen establecido en el fútbol francés.

Este martes, en Lille, el USL Dunkerque intentará llegar a su primera final de la Copa de Francia. El reto es mayúsculo, casi imposible, pero solo en un torneo como la Copa se puede atisbar que un equipo tan pequeño, con un presupuesto ínfimo, tenga la posibilidad, aunque sea más que remota, prácticamente una utopía, de ganar al PSG, el actual campeón del torneo y un trasatlántico que ha impuesto una tiranía sin parangón en el Hexágono.

El Dunkerque, el club que causó un terremoto en el fútbol europeo, la Ley Bosmann, cuenta en sus filas con Yacine Bammou. El delantero, semidesconocido para Occidente, encierra una historia única en el fútbol francés. Criado en el modesto Evry, de pequeño se ganó la vida vendiendo camisetas del PSG en la boutique oficial del club en los aledaños del Parque de los Príncipes, situada en Boulogne-Billancourt. Su descaro, su perseverancia y sus ganas de triunfar en el fútbol derivaron en un encuentro con Leonardo, entonces director deportivo del Paris Saint-Germain, al que le pidió que le fichara para el club parisino.

“Ganaba entre 1.000 y 2.000€“, confiesa Bammou en una entrevista reciente con Eurosport. Seguidor incondicional del PSG, su club de corazón, el delantero fichó por el filial del Nantes en 2013, después de haber logrado mantener al modesto Évry en la ya extinta CFA2, equivalente a la cuarta división sa. Su historia trascendió a todos los campos de Francia y, aunque su nivel nunca fue extraordinario, quizá por falta de talento, su pundonor y resiliencia le llevaron a protagonizar grandes partidos con la camiseta de Les Canaris, también con el Caen, el club en el que alcanzó un nivel extraordinario durante meses.

Diez goles en cuarenta partidos le valieron para ganarse un gran contrato en el fútbol turco. Sus pasos por el Alanyaspor y el Ümraniyespor, con el que marcó también 10 goles, le permitieron otro gran contrato, con el Al Shamal de Qatar. Tuvo, en 2013, un efímero paso por el Ajaccio, con el que no pudo evitar el descenso a la Ligue 2, y, jugó varios meses en el Guangxi Pingguo chino, antes de volver a Francia, para recalar en el Dunkerque.

Con el club norteño, Bammou ha recuperado su mejor nivel. Infatigable en los esfuerzos, el marroquí, internacional en siete ocasiones, fue titular durante un largo tramo de la temporada con un equipo que ha superado, con creces, cualquier previsión esta temporada. Inmerso en plena lucha por el ascenso a la Ligue 1, anomalía durante este siglo la entidad del Flanders francés, el exjugador del Nantes ha acumulado 7 goles y 3 asistencias en 29 encuentros entre todas las competiciones. Los números arrojan una mejoría ostensible de Bammou, que, este martes, intentará protagonizar un milagro contra el PSG, en un torneo, la Copa de Francia, en el que ya han eliminado a dos equipos ses de Champions en sus estadios, Lille y Brest.

“Es el rival que todos queríamos evitar. Pero va a ser un gran partido. Son un gran equipo, y con todo lo que hemos demostrado, somos capaces de ganar este partido. Vamos a hacer todo lo posible para llevar a Dunkerque a la final”, declaró Bammou esta semana, con motivo de la semifinal de la Copa de Francia. El marroquí no se pone límites, como cuando vendía camisetas del PSG y le dijeron que no valía para el fútbol, e intentará, por todo lo alto, que el Dunkerque sea el primer equipo francés que consigue doblegar a los pupilos de Luis Enrique esta temporada.

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