El día en que el Madrid quiso jugar en la liga catalana y el Barça se negó por su “esencia racial”
En 1936, el club blanco, para poder mantener a sus jugadores y a sus trabajadores, estuvo a punto de participar en el Campeonato de Cataluña, pero el club blaugrana le puso todo tipo de trabas
Valencia. Estadio de Mestalla. La fecha es el 21 de junio de 1936. Más de 22.000 espectadores presencian la final de la Copa que enfrenta al entonces Madric FC (el término ‘Real’ se había suprimido con la instauración de la República) y al FC Barcelona. Los blancos van ganando 2-1, cuando en los últimos instantes del partido, Escolà se sacó un tiro seco, raso, potente y ajustado al palo de la portería que defendía Ricardo Zamora. El portero blanco se lanzó a su lado izquierdo, deteniendo el esférico. Momentos más tarde, el colegiado, el aragonés Ostalé (nacido en Zaragoza), señalaba el final del partido. Los blancos se coronaban con el título copero. Apenas un mes más tarde estallaría la Guerra Civil española…

Ese tiempo de conflicto motivó muchas maneras para encontrar maneras para subsistir. Una de ellas tiene como protagonista al equipo blanco… y a su homólogo azulgrana.
Uno de los primeros intentos de la entidad madridista para sobrevivir en esos tiempos bélicos fue intentar buscar ingresos de alguna manera u otra, sobre todo, para la supervivencia del propio club, sus jugadores y sus trabajadores. El 4 de agosto de 1936, un comité de la Federación Obrera, presidido por Juan José Vallejo, junto con la ayuda de Pablo Hernández Coronado, este como secretario, sustituía a la junta directiva de Rafael Sánchez Guerra. El mismo Vallejo ya se había convertido en el máximo responsable de la Federación Española, de la Federación Castellana y del equipo blanco, aunque delegando en la figura de Hernández Coronado. Poco a poco muchas instituciones se marchaban a Cataluña y al Levante valenciano huyendo de Madrid, aunque seguía habiendo partidos. Incluso se jugaron amistosos entre el Madrid y una selección levantina.
De esa manera, se comenzaron a hacer gestiones para que tanto el Madrid como el Athletic madrileño se enrolasen en un Campeonato Superregional con los diferentes clubes del Levante, caso del Valencia, Murcia, Hércules, Levante, Cartagena y Gimnástico. Se fijó la fecha del 4 de octubre para comenzar dicho torneo, pero una semana antes, se decidió que los dos equipos madrileños no acudirían, seguramente por motivos de seguridad.
Así las cosas, a Hernández Coronado se le ocurrió realizar una larga gira europea, en principio iban a ser cuatro o cinco meses por todo el continente: incluía partidos en Francia, Bélgica, Suiza… llegando hasta ¡la URSS! Pero rápidamente esa idea se desdeñó: nadie sabía cuánto duraría la guerra.
Y de repente surgió otra idea: que el Madrid jugase en el Campeonato Catalán. Esa idea transmitida por Hernández Coronado tuvo su eco en Paco Bru, que acogió la idea con entusiasmo. De ese modo, los blancos ingresarían en dicha Liga, donde se mediría al propio Barcelona, Espanyol (acogió con tal entusiasmo la idea que dejaba a los blancos su estadio y todo el material necesario durante su estancia en tierras catalanas), Sabadell, Girona, Granollers y Badalona. La idea tuvo una gran acogida en casi todos los equipos, en primer motivo, por ayudar a los jugadores y a sus familias; y en segundo lugar, porque la presencia de los madrileños, campeones de Copa, elevaría las taquillas, y con ello los ingresos.
Sin embargo, el Barcelona empezó a poner trabas: lo primero que señaló es que la presencia de los madrileños podría causar mal efecto entre la sociedad catalana. En segundo lugar, subyacía cierto resquemor a que los blancos acabasen ganando el campeonato, no en vano habían ganado la Copa apenas unos meses antes. Mientras, Paco Bru seguía con sus gestiones y su o casi diario con Hernández Coronado: encontró un chalet grande y amplio para los expedicionarios blancos en El Masnou, un pueblo costero a unos 25 kilómetros de Barcelona, y encontró el visto bueno de los dirigentes madridistas.
El Sindicato de Profesionales del Fútbol frenaba todo tipo de reticiencias, valorando a los jugadores madridistas que iban a acudir allí. Esa expedición constaba de 18 jugadores: los porteros Espinosa y Alberty; los defensas Ciriaco, Quesada y Bonet; los medios Pedro Regueiro, Villita, Valle y Antonio Bonet, y los delanteros Luis Marín, Luis Regueiro, López Herranz, Lecue, Malbo, Emilín Alonso, Alfonso Sanz y Emilio Sánchez.

Con todo prácticamente acordado, y con los jugadores ya asentados en su nueva ubicación, se convocó una reunión definitiva para el 20 de octubre. En la misma se tenía que aprobar toda esa situación. Dicha reunión promovida por Ramón Eroles, presidente de la Federación Catalana y al que tampoco le gustaba la iniciativa, contaba con el sí de todos los equipos menos uno, el Barcelona que, a través de su representante, Rosendo Calvet, señalaba los problemas que, según el club blaugrana, podría causar a los equipos de Segunda y de otras categorías inferiores.
En un momento dado, Eroles salió de la reunión: le llamaban de manera “urgente” y por parte de un representante de diferentes equipos “de Primera B”, que iba a llevar una serie de documentos firmados por representantes de esos equipos en la que rechazaban la presencia del equipo blanco. Ante la tardanza de Eroles, la reunión se suspendió. Una semana más tarde, el 27 de octubre, la propia Federación Catalana emitía una nota en la que rechazaba la presencia del Madrid en su Campeonato. Se ofrecía, eso sí, la posibilidad de que los jugadores blancos que quisieran participar en dicho Campeonato, se pudiesen integrar en los diferentes equipos catalanes. Ninguno quiso. Incluso se ofreció ampliar el torneo a otras zonas del Levante. El Madrid hizo mutis por el foro. Recogió sus cosas y se trasladó a Madrid.
Tiempo después se hizo pública un acta de una reunión del Comité de Empleados del Barça del 14 de octubre de ese año, 1936, apenas una semana antes de la reunión clave de la Federación Catalana (20 de octubre). En la misma, el club azulgrana se oponía a la inclusión de la entidad madridista en el Campeonato de Cataluña. La excusa dada fue: “Para no mixtificar ni perder ninguna de sus esencias raciales y profundamente espirituales que constituían el fundamento base de su esplendorosa historia”.
Al año siguiente, en 1937, el Barcelona se fue de gira por México: estuvieron cinco meses, solicitó que sus emolumentos se pagasen en dólares americanos y depositados en bancos ses...
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