Las tarjetas amarillas traen de cabeza al ciclismo

En su continuo intento por mejorar la seguridad y el juego limpio en el ciclismo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) busca nuevas fórmulas que, aun sin pretenderlo, generan cada vez mayor desconcierto en el pelotón. La última medida, que entró en vigor oficialmente desde el comienzo de la temporada 2025, fue el uso de tarjetas amarillas, que los jueces de carrera podrían imponer a los corredores para sancionar comportamientos que comprometiesen la seguridad en carrera, entre otras acciones, como lanzar residuos fuera de las zonas habilitadas, remolcarse con el coche, etcétera.

Sin embargo, esta medida tan futbolística está levantando ampollas en muchos casos por su falta de criterio a la hora de medir la magnitud de cada acción e incluso de cada situación. Sin ir más lejos, dos de las acciones más comentadas de la última semana que fueron merecedoras de tarjetas amarillas fueron las protagonizadas por Jonathan Milan en Brujas De Panne y Juanpe López en Volta a Catalunya, que se resolvieron con el mismo castigo a pesar de ser completamente diferentes.

El italiano fue sancionado por “obstaculizar a un ciclista y reducir el ritmo”, idéntico castigo que se llevó un Kristoff por cerrarle mientras marchaban en el pelotón, movimiento al que Milan reaccionó del peor modo posible: dando cabezazos al noruego. Afortunadamente, no ocurrió una desgracia que lamentar, como tampoco sucedió en la etapa ganada por Quin Simmons en la Volta.

En un esprint más reducido de lo habitual, por una recta de meta que no entrañaba ningún peligro, Juanpe López se soltó de manos para celebrar por detrás la victoria de su compañero del Lidl-Trek, un gesto que lleva arraigado en el ciclismo desde tiempos inmemoriales pero que la UCI ya dejó claro que desde este año conllevaría una sanción en forma de tarjeta amarilla. “Ya me han sacado amarilla, como a los jugadores de mi Betis”, ironizó Juanpe, con su guasa habitual, antes de tomar la salida en la última etapa de la ronda catalana. Es evidente que conviene una revisión de la norma o, como mínimo, discernir cuando conviene aplicarla.

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