Charania: “LeBron sabe que tiene al lado a otro que piensa como él”
La integración de Doncic marcha a las mil maravillas y Shams Charania asegura que la intención del esloveno es echar raíces en L.A.
Las cosas cada vez van mejor para Luka Doncic. El esloveno no para de ganar partidos con los Lakers, su conexión con LeBron James ha sido una cuestión de química instantánea y sus sensaciones en pista no dejan de ir a más. Porque va recuperando el tono físico después de semanas lesionado, porque cada vez se entiende mejor con sus nuevos compañeros (los Lakers llevan siete victorias y están 39-21, segundos del Oeste y con aspecto de aspirantes a cosas muy serias) y también porque está dejando atrás la desazón que le produjo el traspaso, del que no sabía nada y que cerró de forma abrupta y sorprendente hasta lo sísmico su etapa en Dallas Mavericks, que estaba siendo triunfal.
La propia Jeanie Buss, la histórica propietaria de los Lakers, aseguró hace unos días que perfilaron una presentación de perfil bajo para Doncic porque lo veían muy afectado todavía, en shock por lo que había pasado. El esloveno tardó días en sonreír de verdad: los Lakers son un destino ideal para una súper estrella, siempre ha sido así en la historia de la NBA, pero por su cabeza seguía rondando la traición de los Mavs, el equipo con el que llegó a la liga en 2018 y con el que quería agotar su carrera, un one club man al estilo de Dirk Nowitzki, que jugó 21 años en la franquicia texana, el último precisamente con Doncic ya como compañero.
Pero, poco a poco, Doncic ha asumido todo lo sucedido y ha empezado a encajar de verdad, a medida que los Mavs van quedando en el retrovisor, en unos Lakers que piensan en contar con él para muchos años. El esloveno tiene esta temporada y la próxima garantizadas pero en el verano de 2026 podría ser agente libre porque para la 2026-17 tiene una player option de 48,9 millones. Veremos cómo juega sus cartas porque podría firmar ya una extensión en L.A. este verano o esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos en el mercado. También podría jugar con la duración de un nuevo acuerdo para maximizar sus ganancias futuras… pero todo apunta a que, si no pasa nada raro, lo que hay en su cabeza es echar raíces. En L.A. y en los Lakers.
Shams Charania (ESPN) lo ha dejado claro: “Mark Cuban dijo que preferiría divorciarse a traspasar a Doncic y que quería que la camiseta de Doncic acabara retirada por los Mavs. Ahora, hablando con el entorno del propio Doncic, tengo clarísimo que él tampoco quería irse de Dallas. Acababa de comprarse una casa por mucho dinero, no tenía intención de ir a ninguna parte. Es uno de esos jugadores que vienen de fuera y que se comprometen al máximo con el equipo al que llegan. Es un tipo de jugadores que son muy leales. Así se veía él en Dallas Mavericks: un equipo y una ciudad para siempre. Y creo que eso es lo que va a llevar también como mentalidad en los Lakers. Está disfrutando muchísimo del tiempo que lleva en L.A., está enamorándose de los Lakers, de cómo hacen las cosas, de lo que suponen como marca. De que tratan a las estrellas como a estrellas. Eso es Hollywood. Convierten a sus estrellas en algo inmenso, y eso es lo que va a pasar ahora con Doncic”.
Una de las claves de ese bienestar exprés de Doncic es, sin duda, su unión con LeBron, un click obvio y sin necesidad de ajustes. El segundo, con 40 años, está visiblemente feliz de tener al lado al esloveno. Renovado y en un momento excelso de juego, LeBron está feliz poniendo la bola en manos de Doncic y jugando a partir de la generación de este, a pesar de que algunos pensaban que ese deseo de cargar con la responsabilidad principal podía ser un problema entre ambos. No es el caso, para nada: “Estoy comodísimo jugando sin la bola, buscando mis posiciones para anotar... siempre he sido capaz de adaptarme a los compañeros y el equipo que he tenido en cada momento”.
Y un histórico como James Worthy tiene claro que Doncic tiene mucha culpa de que LeBron esté así, pletórico y feliz en las últimas semanas: “No se tiene que preocupar de nada porque hay otro como él en la pista. Sale ahí y se dedica a disfrutar porque sabe que ahora tiene un compañero que piensa como él y juega como él. Es como tener dos Magic Johnsons en la pista”.
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