Jalen Brunson evita un desastre

Es un clásico del Este, el Knicks-Sixers que tantas historias acumula en el baloncesto del Atlántico, pero en horas extrañas. Y así, extraño, fue: los Knicks ganaron (110-105) y evitaron un descalabro, pero no se quitaron de encima la sensación de que las cosas van bien pero no muy bien. Están 38-20, y han ganado once de sus últimos quince partidos. Pero pierden cada vez que se enfrentan a uno de los pesos pesados de la liga y parecen un equipo muy débil más allá de su unidad de elite (esta vez, además, faltó Karl-Anthony Towns por problemas en una rodilla), sin apenas rotación y desprotegido en las zonas, todavía sin Mitchell Robinson. Una sombra de los mejores armazones defensivos que hemos visto diseñar a Tom Thibodeau. Pero, al menos, no perdieron.

Salvaron la papeleta en un partido que necesitó un arreón final, de los heroicos marca de la casa, de Jalen Brunson. Eso siempre enciende al Madison, pero no tendría que haber sido necesario contra un rival que es un monumento a la ineptitud y al que los Knicks parecían tener dominado: 13-2 de inicio, 19 puntos de ventaja en un primer tiempo que se cerró en 61-45, +14 cerca del final del tercer cuarto… y -4 (98-102) a menos de cuatro minutos del final. Brunson firmó ahí, todo en su cuenta, un 9-0 (14 puntos en el último parcial) que arregló las cosas. Pero más que iluminar a su equipo, dio la sensación de que lo había salvado de una conversación verdaderamente incómoda. Porque los Knicks no siguen sin ganar a los equipos mejores (Celtics, Cavaliers, Thunder…), así que si empiezan a perder también contra los peores…

Brunson acabó con 34 puntos y 7 asistencias (15/16 en tiros libres, un recurso que cada vez exprime más, lo que no siempre es un espectáculo gratificante para la vista). Y Mikal Bridges sumó 28 después de un tremendo primer cuarto en el que apiló 19 por los 21 totales de los Sixers, un rival que al menos, y es noticia, pareció un equipo de baloncesto. Pero, sí que es un momento extraño para los dos equipos, volvió a perder. Son ya nueve derrotas consecutivas, números que regresan a lo peor del Proceso, y un 20-38 vergonzoso para lo que era, en otoño, un all in con las Finales como único objetivo. Ahora, la cuestión es perder mucho para asegurar un pick de draft que será de los Thunder si cae fuera del top 6. En el año del ultimátum, del todo o nada para la era Joel Embiid, la cosa ha acabado en más tanking, una historia de sobra conocida en Philadelphia. Una temporada horrible, una decepción generacional que dejará secuelas y que ha llevado las cosas a un punto tan tétrico que es noticia que el equipo, simplemente, compita. Aunque acabe perdiendo.

Sin Embiid, que veremos si vuelve a jugar aunque tendría poco sentido que así fuera, Paul George (25 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias) se pareció un poco, algo es algo, al jugador que creían fichar los Sixers en verano, el que apenas ha aparecido en todo el curso. Y Tyrese Maxey acabó con 30 puntos, 22 en la segunda parte como líder de la remontada, pero con un terrible 12/32 en tiros y 0/10 en triples, un asunto este último que está siendo verdaderamente problemático para él, y para su aspiración de romper en súper estrella, en esta temporada en la que todo lo que podía ir mal en Philadelphia ha ido... todavía peor. Así que sí: fue una noche extraña. Los Knicks ganaron, pero no se quitaron de encima cierta sensación de que sí… pero no. Y los playoffs están cada vez más cerca. Y los Sixers perdieron y sus aficionados se alegran, por el pick de 2025. Aunque ni los más pesimistas, y los había muy pesimistas, esperaban que ese fuera el objetivo sin llegar siquiera a la primavera. Un descalabro para el recuerdo.

Los Nets rozan una sorpresa bestial

Cerca del Madison, en el Barclays Center de Brooklyn, también hubo amago de sorpresa mayúscula. Todavía mayor, de hecho: los Nets de Jordi Fernández tuvieron contra las cuerdas a los Thunder, el mejor equipo del Oeste: de un 30-12 en siete minutos al estruendoso 76-61 del primer tiempo, en el que la ventaja llegó a 18 puntos pese a que los locales jugaron sin D’Angelo Russell, Nic Claxton y el todavía lesionado Cam Thomas. Con una defensa muy agresiva sobre Shai Gilgeous-Alexander, acumulando jugadores para colapsar sus inicios de pick and roll, y con un bombardeo permanente desde la línea de tres (tope de triples de la temporada, 23, y de intentos en la historia de la franquicia, 61), los Nets jugaron dos cuartos fabulosos al ritmo de Day’Ron Sharpe (25 puntos, 15 rebotes, 5 asistencias, 3 tapones), Cam Johnson y el renacido Killian Hayes (19 y 7 asistencias).

Pero los Thunder (ahora 47-11) dijeron basta y acabaron ganando (121-129). Con un 45-68 en la segunda parte que incluyó un parcial de 0-18 en el último cuarto (de 103-99 a 103-117). Chet Holmgren (22 puntos, 17 rebotes, 4 asistencias, 3 tapones) y Jalen Williams (22+5+4) lideraron la remontada con 13 puntos de Cason Wallace y, finalmente, 27 y 5 asistencias de Shai. Dos días después de perder de forma inexplicable contra los Wolves, en un partido en el que tuvieron 24 puntos de ventaja y 16 a cuatro minutos del final, los Thunder apretaron para frenar lo que podría haber sido su peor secuencia de toda la temporada. Finalmente, salvaron los muebles contra unos Nets (21-37) que se manejan en el terreno de los Sixers y los Bulls, cerca del último puesto de play in del Este y muy por encima de lo que esperaban en Brooklyn, donde era año de tanking y reconfiguración de cara al draft. Pero, con Jordi Fernández al frente, los Nets pelean casi, casi siempre y ganan más de lo que se esperaba. Esta, en todo caso, habría sido una de sus victorias más estruendosas de toda la temporada, pero los Thunder se pusieron serios a tiempo.

Resultados de la jornada:

KNICKS 110-SIXERS 105

PACERS 111-RAPTORS 91

PISTONS 117-CELTICS 97

WIZARDS 121-TRAIL BLAZERS 129

HEAT 131-HAWKS 109

NETS 121-THUNDER 129

BULLS 117-CLIPPERS 122

JAZZ 101-KINGS 118

ROCKETS 118-SPURS 106

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