Euroliga | Mónaco 70 - Fenerbahce 81

Jasikevicius, Hayes-Davis y los amargos rescoldos del Barcelona

Entrenador y alero han triunfado a lo grande en el Fenerbahçe después de salir de un Barça en el que no pudieron echar raíces.

Sarunas Jasikevicius da órdenes as Nigel Hayes-Davis durante la etapa de ambos en el Barcelona.
Ramón de la Rocha
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de as.informativomineiro.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Sarunas Jasikevicius es uno de los mejores entrenadores de Europa del mismo modo que fue uno de los mejores del Viejo Continente durante una etapa como jugador que incluyó tres años (2000-2003) con un Barcelona en el que se dejó un pedazo de su corazón y ganó un triplete histórico en 2003 (Liga, Copa, Euroliga) que incluyó la primera Euroliga del club azulgrana, el final de una maldición. Después ganó tres más con Maccabi y Panathinaikos (con viaje entre unas y otras, de ida y vuelta rápida, a la NBA) y se convirtió en leyenda de una competición en la que saltó rápido a los banquillos: en 2014 jugó sus últimos partidos con el Zalgiris, con 38 años. Unos meses después era asistente y en 2016, con 40, entrenador principal.

Ahora ya tiene su quinta Euroliga, la primera como entrenador. Es el primero en la era moderna de la competición con el doblete en pista y banquillo (y el cuarto total: Armenak Alachachan, Lolo Sainz y Svetislav Pesic). Más allá del título, Saras se ha convertido en una garantía de éxito: esta de 2025 fue su sexta Final Four en diez años como entrenador. Puso la competición del revés cuando clasificó al Zalgiris en 2018. Después estuvo en tres seguidas con el Barcelona (dos de ellas, después de liderar la fase regular) y a continuación ha enlazado dos en menos de dos temporadas completas con el Fenerbahçe.

Entre lágrimas, Jasikevicius (que también ha sido Entrenador del Año esta temporada) celebró un título muy especial. También porque esta cita, la peliaguda final a cuatro, se había convertido en una espina cada vez más clavada en el ánimo de un competidor voraz. En las cinco visitas anteriores había perdido cuatro veces en semifinales. En 2021, en Colonia, un Barça ultra poderoso no supo desenredar una final en formato tela de araña contra el Efes. Después llegaron dos derrotas seguidas, en semifinales, contra el Real Madrid. Frente al eterno rival y en dos partidos perfectamente ganables: 86-83 en 2022, en Belgrado y con hundimiento en el tercer cuarto después de una gran primera parte. Y 78-66 en Kaunas 2023. En su ciudad natal, contra un Real Madrid que llegaba como víctima y salió como campeón y al frente de un equipo que parecía muy favorito pero que colapsó en el gran escenario.

Un volantazo devastador

Esa derrota, además, cambió la dirección del baloncesto en el Barça. Apretado por la situación económica del club, Joan Laporta decidió desmontar por las bravas un proyecto faraónico. La derrota contra el Madrid le quitó las ganas de redoblar una apuesta costosa y que llevaba años saliendo mal. Se metió un tijeretazo radical al presupuesto, se forzó (con trances verdaderamente feos) las salidas de referentes como Niko Mirotic y Cory Higgins; se cambió la política de fichajes y se salió del primer nivel competitivo: el equipo no ha regresado a la Final Four y se ha quedado dos veces en el quinto partido de cuartos, con plantillas más ligeras… y dos entrenadores de perfil bajo en dos años, de Roger Grimau a Joan Peñarroya.

Jasikevicius ganó la Liga en 2023 con una exhibición táctica en la final contra el Real Madrid. En principio, su continuidad parecía encarrilada. Cuando llegó en 2020 parecía un entrenador llamado a marcar una época en el Barça, la respuesta a Pablo Laso y sus años de oro en el Real Madrid. Un exjugador de la casa, histórico, y un entrenador pujante y joven que estaba entrando de lleno en la elite europea en su gremio. El lituano estaba dispuesto a aceptar una continuidad con salario a la baja, pero todo se rompió en unos días frenéticos. A él no le gustaron los recortes radicales en la planificación ni los manejos para sacar a un referente como Mirotic. Y el Barça quería rebajar a 600.000 euros su inversión en un puesto de entrenador que había estado superando los tres millones de euros brutos.

Jasikevicius sigue presumiendo de barcelonismo. En Abu Dabi, sin ir más lejos, bromeó con un periodista sobre el Inter de Milán, el equipo que había apeado a los azulgrana en la Champions League. Pero no ha negado que la forma en la que tuvo que irse abrió una herida que será difícil cerrar, al menos con la actual directiva: “La decepción fue enorme por el trato, sin ninguna duda. El trato malo sigue ahora mismo, estos días ha seguido, sobre mi familia y eso. Un día hablaré claro, no quiero hacer más daño. Un día hablaré bastante más de lo que he hablado hasta estos momentos. Todo el mundo me pregunta por el Barcelona y hay que dejar eso atrás”, dijo en marzo del año pasado, después de ganar al Real Madrid en el Movistar Arena con un Fenerbahçe del que se había hecho cargo poco antes, el 14 de diciembre de 2023. En unos meses lo metió en la Final Four (perdió la semifinal contra el Panathinaikos), y en menos de un año y medio ha ganado la segunda Euroliga en la historia del club de Estambul.

De secundario a estrella de la Euroliga

Jasikevicius no es el único recuerdo del Barça en el nuevo campeón. El pívot Sertac Sanli (33 años) pasó dos años en la Ciudad Condal con Jasikevicius (2021-23). Se fue de un Efes campeón de Europa y salió después a un Fenerbahçe que también es campeón de Europa. Pero no pudo lograr ese hito con el equipo catalán y se fue después de no aceptar una oferta de renovación muy a la baja. Más llamativo es el caso del MVP de la Final Four, Nigel Hayes-Davis. El alero jugó una temporada muy discreta en el Barça (2021-22) y se marchó después a un Fenerbahçe en el que se ha convertido en uno de los mejores jugadores de la Euroliga, uno que apunta ahora a una NBA de la que se fue por la puerta de atrás en 2018.

Hayes-Davis (30 años) ha entrado dos años seguidos en el Mejor Quinteto de la Euroliga, un éxito rotundo en su tercera etapa con un Jasikevicius que lo entrenó en el Barça y, antes, en el Zalgiris 2019-20. En su año en Barcelona no brilló en absoluto: en la Euroliga 4,2 puntos, 2,1 rebotes y 4 de valoración. Y una tarde trágica en la semifinal contra el Real Madrid (ni un punto, -6 de valoración). En el Fenerbahçe, otro mundo: la temporada pasada, lideró al equipo en valoración (15,6) con 13,8 puntos y 4,6 rebotes por partido, además de una memorable actuación contra el Alba Berlín en la que se convirtió en el primer jugador con 50 puntos en la historia de la Euroliga (con un 9/11 en tiros de do y un 9/16 en triples).

Y en este curso, otra vez líder en valoración del equipo (18,3) con 16,7 puntos y 5,3 rebotes y el MVP en una Final Four en la que firmó 12 créditos de valoración en la semifinal contra el Panathinaikos y 30 en la final contra el Mónaco (23 puntos, 9 rebotes). Una estrella en Europa, un jugador que se ha ganado otra oportunidad en la NBA y un rebotado de un Barça en el que, sorprendentemente, no encajó. Ni siquiera con el entrenador junto al que ha triunfado ahora, un Sarunas Jasikevicius que ha logrado en Estambul lo que muchos creían que haría en Barcelona. Así son las cosas.

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