Sociedad

Los científicos piden cambiar urgentemente los sistemas económicos: “Nuestro futuro está en juego”

Los informes internacionales consideran urgente la necesidad de cambiar el consumo y que la producción sea más sostenible ambientalmente.

Un lago el día que da comienzo el otoño 2023, en el Bosque Finlandés, a 20 de septiembre de 2023, en Rascafría, Madrid (España). El otoño de 2023 en el hemisferio norte comienza el sábado 23 de septiembre, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. Esta estación durará aproximadamente 89 días y 21 horas, y terminará el 22 de diciembre con el comienzo del invierno. Aunque tanto el Parlamento Europeo como la Comisión se han pronunciado a favor de eliminar los cambios de hora en el futuro, todavía no existe una decisión definitiva al respecto. Por ello, durante 2023 seguirá en vigor el tradicional cambio de hora que tiene lugar el último domingo de octubre.
20 SEPTIEMBRE 2023;OTOÑO;HOJAS;MARRÓN;NATURALEZA;OBSERVATORIO;ASTRONOMÍA;ESTACIÓN;SEPTIEMBRE
Rafael Bastante / Europa Press
20/09/2023
Rafael Bastante | Europa Press
Luis Méndez
Actualizado a

Los informes publicados por las organizaciones internacionales pertinentes, consideran que se requieren cambios urgentes en los sistemas económicos, en las sociedad y en el cambio climático, así como la relación entre el ser humano y la naturaleza que también requieren de un cambio. Janne Kotiaho, presidente del Finlandés sobre la Naturaleza y profesor de ecología en la Universidad de Jyväskylä, señala que toda la comunidad internacional está de acuerdo en que necesitamos un avance integral en materia de sostenibilidad.

En este sentido, 165 investigadores de todos los países, enfatizan una vez más que la pérdida de naturaleza, el cambio climático, la salud humana, el agua y la seguridad alimentaria están fuertemente interconectados. De no haber cambios, puede haber consecuencias para la salud y el bienestar de las personas.

La sociedad es la que paga el daño

Más de la mitad del Producto Interior Bruto, o lo que es igual 58 billones de dólares, depende moderada o fuertemente de la naturaleza. No obstante, la actividad económica produce daños en la naturaleza al mismo tiempo, ya sea en cuanto al clima, la salud humana y la seguridad hídrica y alimentaria, por un total de hasta 25 billones de dólares al año. En este sentido, se está extendiendo un principio denominado “el causante lo paga”, que se refiere a una compensación ecológica que podría prevenir graves daños medioambientales. De esta manera, los daños causados no serían afrontados únicamente por la sociedad, sino que el sector privado participaría de manera justa para lograr un gran avance en materia de sostenibilidad y salvaguardar el bienestar social.

Eeva Primmer, directora de investigación del Instituto Finlandés de Medio Ambiente, que dirigió las sesiones de la asamblea internacional de los informes IPBES en Namibia, afirma que, “el enfoque que cuida la naturaleza debe llevarse a los diferentes sistemas de la sociedad. Puede sonar romántico e ingenuo, pero es un mensaje realmente exigente y estimulante”. Según Primmer, una actitud en consonancia con la naturaleza debe cubrir tanto la producción de alimentos como los métodos económicos y la legislación.

La actual política de conservación de la naturaleza es contradictoria, ya que no sólo se permite que se sigan produciendo prácticas perjudiciales para el medio ambiente, sino que se otorgan subvenciones para que las operaciones salgan viables, desde el punto de vista económico. Además, a nivel mundial, los subsidios directos a las partes más responsables del deterioro de la naturaleza son más de diez veces mayores que los fondos para la biodiversidad que sustentan la diversidad natural.

Cuando la industria intenta frenar el cambio climático, la naturaleza sufre

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Según apuntan los informes, las soluciones para paliar el cambio climático y las medidas para proteger el medio ambiente, pueden obstaculizarse mutuamente. Por tanto, todas las soluciones que se lleven a cabo deben estar interconectadas entre sí y respetando ambos fenómenos. “Debido a la llamada transición verde, las aguas en buen o excelente estado podrían verse debilitadas. Estas son exactamente las conexiones que se deben tener en cuenta. Bajo ninguna circunstancia se puede hacer una transición verde de tal manera que al mismo tiempo se debilite la naturaleza”, afirma Kotiaho.

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